Lección 6
La Sanidad y el Nombre de Jesús
La Sanidad y el Nombre de Jesús
Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré.
Juan 14:13-14
En este pasaje dice que debemos pedir en el nombre de Jesús. ¿A quien debemos pedirle?
Una traducción literal de este pasaje sería: “Yo haré todo lo que pidas en mi nombre, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si me pides algo en mi nombre lo haré.”
La frase “al Padre,” no se encuentra en el griego. Fue aumentada por los traductores para contrastar con Juan 16:23-24. Las traducciones modernas de la Biblia han corregido esto.
Al colocar esa frase se pierde lo que Dios quiere decirnos. Además, la palabra que se usa para “pedir,” es una palabra que denota la acción de exigir o demandar.
Podemos escribir este pasaje de este modo: “Todo lo que demandes, o exijas, en mi nombre, yo lo haré.”
Para los discípulos esto quedo bien claro; pues en Hechos 3:1-16 podemos ver como usaron el Nombre de Jesús: “Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entran en el templo. Este cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo; y entro con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido. Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico de Salomón. Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: Varones israelitas, ¿por qué os maravilláis de esto? ¿O por qué ponéis los ojos en nosotros, como si por nuestro poder o piedad hubiésemos hecho andar a este? El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres, ha glorificado a su Hijo Jesús, a quien vosotros entregasteis y negasteis delante de Pilato, cuando este había resuelto ponerle en libertad. Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo, y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. Y por la fe en su nombre, a este, que vosotros veis y conocéis, le ha confirmado su nombre; y la fe que es por él ha dado a este completa sanidad en presencia de todos vosotros.”
En este pasaje vemos que el nombre de Jesús fue lo que trajo sanidad a este hombre. Pedro no usó una oración para que este hombre sane. El demandó la sanidad de este hombre en el nombre de Jesús.
Nosotros también debemos usar el nombre de Jesús en contra de la enfermedad y el diablo.
No es a Dios a quien le demandemos que nos sane; en primer lugar, no fue El quien nos enfermó. Tampoco fue él quien te robó la salud; fue el diablo, como hemos visto antes, el diablo es el autor de la enfermedad.
El día de año nuevo del primer año que estuve de misionero en Chile, vino una pariente a mi casa, ella tenía una gastritis, la cual le causaba dolor y no le permitía comer.
Le dijimos que queríamos orar por ella para que fuese sana. Ella nos dijo que estaba bien. Fuimos con ella un cuarto aparte, y le empezamos a compartir lo que Jesús había hecho por ella en la obra de redención. Le dijimos que Jesús pagó el precio de nuestra salvación y nuestra sanidad.
Le preguntamos si quería recibir a Jesús, y ella dijo que sí. Después que la guiamos a la salvación le dijimos que íbamos a orar para que ella sanase.
Demandamos su sanidad de esta manera: “Enfermedad, te ordenamos en el nombre de Jesús que la dejes. Gastritis, te ordenamos salir de ella.”
Cuando salimos del cuarto ella estaba totalmente sana. Ese año nuevo, pudo participar de la cena sin ningún problema.
Hay sanidad en el nombre de Jesús, solamente debes de usarlo y traerá sanidad a tu vida.
Cuando el diablo traiga enfermedad a tu vida, dile así: “Satanás, en el Nombre de Jesús, deja mi cuerpo ahora. Enfermedad, yo te ordeno salir de mi cuerpo en el nombre de Jesús.”
Cuando el diablo traiga enfermedad a tu vida, dile así: “Satanás, en el Nombre de Jesús, deja mi cuerpo ahora. Enfermedad, yo te ordeno salir de mi cuerpo en el nombre de Jesús.”
Tú tienes la autoridad, úsala ahora y recibe tu sanidad.
Otro aspecto del nombre de Jesús y la sanidad es cuando oramos al
Padre en el Nombre de Jesús para recibirla.
En Juan 16:23-24 dice: “En aquel día no me preguntareis nada. De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido”.
Este método es diferente al anterior; mientras que en Juan 14:13-14 dice que usemos el nombre de Jesús en contra de la enfermedad; aquí nos dice que oremos al Padre en el Nombre de Jesús.
Esta es la oración del Nuevo Pacto. Cuando Jesús dijo: “En aquel día,” el se refería a un día que todavía no estaban viviendo. El día en que los apóstoles pasarían del Antiguo al Nuevo Pacto.
Cuando Jesús hizo esta declaración, ellos estaban todavía en el Antiguo Pacto, pues Jesús aun no había muerto, resucitado y ascendido al Cielo.
Sin embargo, estaba por llegar el día en que se iba a empezar el nuevo pacto, donde la gente podría orar al Padre en el Nombre de Jesús.
¿Cuál seria el resultado de ese beneficio que Jesús les estaba anunciando que pronto tendrían?
Todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dará.
De ahí vemos que la oración de la iglesia es orar al Padre en el Nombre de Jesús. No hay ningún otro nombre en el cual debemos orar.
Si el creyente quiere recibir algo de Dios en oración, debe ser hecho en el nombre de Jesús, y todo lo que pida lo recibirá. Y la sanidad está incluida en la oración.
He visto a mucha gente ser sanada por la oración en el nombre de Jesús. También en nuestra vida diaria hemos visto sanidades por orar al Padre en el nombre de Jesús.
Otra cosa que vemos en este pasaje es la forma como nos acercamos a Dios, en el Nuevo Pacto, Dios es nuestro Padre.
Como vimos antes en el Antiguo Pacto los israelitas eran siervos de Dios, pero en el Nuevo, nosotros somos hijos de Dios.
Nuestra oración siempre es al Padre; no le pedimos a Jesús, ni al Espíritu Santo, ni a ningún ángel o persona, le pedimos a Dios. Esa es la forma bíblica.
Además en Juan 16:24 dice: “Hasta ahora nada habéis pedido en mi nombre; pedid y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido.”
¿Hay alguna persona que esté feliz de ser enferma? ¿Nuestro gozo se cumple cuando tenemos dolor?
Muchas veces he orado por gente con dolor, la tristeza y sufrimiento se reflejaba en su rostro, pero al recibir su sanidad en el nombre de Jesús, tu veías como cambiaba su rostro, podías ver el gozo y la felicidad en su rostro.
Tu gozo se cumplirá cuando tu le pidas al Padre que te que recibas la sanidad que proveyó para ti en su plan de redención en el nombre de Jesús, El responderá y la enfermedad se ira de tu cuerpo.
Pídele ahora al Padre recibir tu sanidad en el nombre de Jesús, y la tendrás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario