La Sanidad A Través de la Biblia
Primera Parte
Hemos visto en Malaquías 3:6 y Santiago 1:17 que Dios no cambia. Es decir, si Dios hizo algo en el pasado, también lo hará hoy.
Por eso, la forma como Dios trató a la gente en el Antiguo Testamento, es la misma forma que lo hace en el Nuevo.
Aun desde antes del Antiguo Pacto que Dios hizo con Israel podemos ver referencias de sanidad en la Biblia.
El caso más saltante es el de la sanidad de la esterilidad de Sara a los noventa años para dar a luz a Isaac.
Como dice en Hebreos 11:11: “Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido.”
Isaac también oro por su esposa que era estéril y ella concibió: “Y oró Isaac a Jehová por su mujer, que era estéril; y lo aceptó Jehová, y concibió Rebeca su mujer” (Génesis 25:21).
Veamos ahora la sanidad en el pacto que Dios hizo con Israel, que es conocido como la Ley o el Antiguo Pacto.
En Éxodo 15:26 dice: “Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, he hicieres lo que es recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos, ninguna de las enfermedades que envié a los egipcios te enviare a ti; porque yo soy Jehová tu sanador."
Dios le estaba diciendo al pueblo de Israel que mientras ellos caminasen a la luz de su pacto, no habría ninguna enfermedad entre ellos.
Una traducción literal del hebreo en este pasaje es: “No permitiré ninguna de las enfermedades que permití en los egipcios.” Dios no envió las enfermedades sobre los egipcios, Él permitió que las enfermedades llegasen a ellos pues no estaban bajo su protección. Satanás fue quien los enfermó.
Dios declara aquí que Él es el Sanador. La palabra hebrea que se usa es Jehová – Rapha, que significa: “Yo soy Jehová tu medico, soy el Dios que te sana.” Dicho de otro modo, nuestro medico es el Dr. Jehová.
En Éxodo 23:2526 dice: “Mas a Jehová vuestro Dios serviréis, y el bendecirá tu pan y tus aguas; y yo quitaré toda enfermedad de en medio de ti. No habrá mujer que aborte, ni estéril en tus tierras; y yo completaré el número de tus días.”
El vuelve a reafirmarse como nuestro medico, y luego dice que el completará el número de nuestros días.
La pregunta es: Si Dios proveyó sanidad, ¿de que moriremos?
No tenemos que morir enfermos, en Génesis 25:8 dice: “Y exhaló el espíritu, y murió Abraham en buena vejez, anciano y lleno de años....”
En Génesis 35:29 dice: “Y exhaló Isaac el espíritu, y murió, y fue recogido con su pueblo, viejo y lleno de días....”
En Génesis 49:33 dice: “Y cuando acabó Jacob de dar mandamientos a sus hijos, encogió los pies en la cama y expiró....”
Abraham, Isaac y Jacob murieron sin enfermedad ni dolor, y llenos de días, solamente entregaron su espíritu.
Esa es la forma que Dios quiere que partamos al Cielo, sin enfermedad ni dolor, completando el número de nuestros días, habiendo cumplido el plan que Dios tiene para nosotros.
Cuando el Hermano Kenneth Hagin se fue al Cielo, el sencillamente terminó su desayuno, sonrió a su esposa y se fue, sin enfermedad ni dolor, simplemente entregó su espíritu.
Un hecho que debemos notar, es que mientras Israel caminó en el pacto que tenía con Dios, no se registra ninguna enfermedad. Tampoco hubo ningún bebé, o de algún joven que haya muerto prematuramente. Nadie murió antes de tiempo porque como establecía el pacto ellos completaron el número de sus días.
En Deuteronomio 7:12-15 dice: “Y por haber oído estos decretos, y haberlos guardado y puesto por obra, Jehová tu Dios guardará contigo el pacto y la misericordia que juró a tus padres. Y te amará y bendecirá y te multiplicará, y bendecirá el fruto de tu vientre y el fruto de tu tierra, tu grano, tu mosto, tu aceite, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas, en la tierra que juró a tus padres que te daría. Bendito serás más que todos los pueblos; no habrá en ti varón ni hembra estéril, ni en tus ganados. Y quitará Jehová de ti toda enfermedad; y todas las malas plagas de Egipto que tu conoces, no las pondrá sobre ti, antes las pondrá sobre todos lo que te aborrecieren.”
Dios ama, bendice y multiplica a Su pueblo. Su voluntad era prosperarlos materialmente y bendecirlos en todo lo que emprendiesen.
Pero no solo los bendijo económicamente sino que no permitió que hubiera enfermedad en ellos mientras caminaron en Su pacto. Recuerde que el verso 15 dice: “Y quitará Jehová de ti toda enfermedad.”
El libro de Salmos esta lleno de versos de sanidad.
En el Salmo 103:35 dice: “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias; el que rescata del hoyo tu vida, el que te corona de favores y misericordias; el que sacia de bien tu boca de modo que te rejuvenezcas como el águila.”
Es evidente que la enfermedad vino por causa de la desobediencia de la ley pues: “El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias.” De ahí podemos concluir que el perdón por su desobediencia significaba la sanidad de sus cuerpos.
Posteriormente, Jesús puso esto en evidencia en Marcos 2:1-12: “Entró Jesús en Capernaum después de algunos días; y se oyó que estaba en casa. E inmediatamente se juntaron muchos, de manera que ya no cabían ni aun a la puerta; y les predicaba la palabra. Entonces vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico. Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son perdonados. Estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales cavilaban en sus corazones: ¿Por qué habla este así? Blasfemias dice. ¿Quién puede perdonar los pecados sino solo Dios? Y conociendo luego Jesús en su espíritu que cavilaban de esta manera dentro de sí mismos, les dijo: ¿Por qué caviláis así en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: Tus pecados te son perdonados, o decirle: Levántate, toma tu lecho y anda? Pues para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate, toma tu lecho y vete a tu casa. Entonces el se levantó enseguida, y tomando su lecho, salió delante de todos, de manera que todos se asombraron, y glorificaron a Dios diciendo: Nunca hemos visto tal cosa.”
En este pasaje, Jesús coloca a la sanidad y al perdón de pecados en la misma mano. El perdón de pecados en el paralítico, representaba la sanidad en su cuerpo.
En el Salmo 105:37 dice: “Los sacó con plata y oro; y no hubo en sus tribus enfermo.”
Siempre recuerdo la escena de la película “Los Diez Mandamientos”, cuando un jovencito esta empujando a un anciano ciego que le decía: “Yo no veré la tierra prometida, pero tú si”.
¡Nada más lejos de la verdad!
Cuando Dios sacó a su pueblo de Egipto, la Biblia dice que no había ningún enfermo. Todo el pueblo que salió de Egipto, estaba sano.
Es interesante ver, que en ese momento, cuando todo el pueblo de Dios estaba saliendo de Egipto, y aun no habían tenido tiempo de quebrantar el pacto, todo el pueblo de Israel estaba sano.
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