martes, 30 de diciembre de 2014

¡Yo Soy La Prueba!

¡Yo Soy La Prueba!



Y ahora pregunto: ¿Habrá Dios repudiado y rechazado totalmente a su pueblo? ¡De ningún modo! (Recuerden) Que también yo soy israelita, descendiente de Abraham y originario de la tribu de Benjamín. 
- Romanos 11:1 (Biblia Expandida de Fe)

Durante siglos se ha considerado al pueblo de Israel como un pueblo desechado, perseguido, sin tierra, maltratado y sin fin de cosas. La gente ha considerado que Dios rechazó a su pueblo.

Pero, al final del capítulo 10 de Romanos hemos visto que no fue Dios quien rechazó a Israel sino que ellos mismos se negaron a escuchar la Palabra que fue predicada en todo el mundo acerca de Jesucristo.

Aquí Pablo responde a la pregunta, ¿Habrá Dios repudiado y rechazado totalmente a su pueblo?,de la manera más enfáticamente posible (en el griego): ¡De ningún modo!

Pablo les dice:

"No, Dios no ha rechazado ni repudiado a Israel y yo soy la prueba: (Recuerden) Que también yo soy israelita, descendiente de Abraham y originario de la tribu de Benjamín."   

Pablo mismo es la prueba de que Dios no rechazó a Israel porque el mismo es israelita.

Wuest dice: "Un israelita es un judío tal como se le ve como un miembro de la teocracia y por lo tanto un heredero de las promesas que Dios le dio a esa nación. Este es el título más augusto de los tres nombres, un hebreo de lengua hebrea como en contra de un Judío de habla griega o un Judío griego, mientras que un Judío es un judío en su distinción nacional de un gentil. Pablo también es hijo de Abraham, y él viene de la tribu de Benjamín "

Jamieson, Fausset y Brown amplían más esta verdad: "de la simiente de Abraham—descendiente directo del padre de los fieles. de la tribu de Benjamín la cual, cuando se rebelaban las diez tribus, constituyó con Judá el reino fiel de Dios, y después del cautiverio fué, junto con Judá, el corazón de la nación judaica."

En Filipenses 3:4-5 Pablo reafirma esto: "Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo."

Pablo les dice nadie puede atreverse a decir que Dios rechazó a Israel cuando yo que soy un israelita de la más alta clase me he convertido y he sido llamado por Dios.

¡Yo soy la prueba!

domingo, 28 de diciembre de 2014

No se dieron cuenta quien es el Pueblo de Dios

No se dieron cuenta quien es el Pueblo de Dios

Romanos 10:18-21 (Biblia Expandida de Fe)
18 Pero yo pregunto: ¿Será entonces que no han tenido la oportunidad de oír el mensaje? ¡Por supuesto que sí! La Escritura dice: El sonido de la voz de los mensajeros se ha difundido en todo el mundo y hasta el último rincón de los confines de la tierra han llegado sus palabras.
19 Y añado: ¿Acaso Israel no sabía ni se dio cuenta de ese mensaje? Para empezar, cito a Moisés que fue el primero que dijo: Yo provocaré sus celos con un pueblo que realmente no es un pueblo; con un pueblo vano, ignorante y sin entendimiento encenderé su ira.
20 Y luego Isaías se atrevió a decir aún más claramente: Hombres que no me buscaban me descubrieron y me encontraron; me manifesté, me revelé y me di a conocer a hombres que no preguntaban por mí.
21 Pero en cambio, de Israel dice: Todo el día he extendido mis manos tendidas a un pueblo incrédulo, desobediente, terco y rebelde.

Es sorprendente que el pueblo de Israel no se haya dado cuenta de que los gentiles, es decir, todos los no judíos estaban también incluidos en el plan de Dios para la humanidad.

En las Escrituras Dios ya les había hablado desde el tiempo de Moisés que la salvación no era exclusiva de ellos:

Deuteronomio 32:21 
21 Ellos me movieron a celos con lo que no es Dios; me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata.

Como dice Pablo, Isaías lo dijo de manera más clara:

Isaías 65:1-2 
1 Fui buscado por los que no preguntaban por mí; fui hallado por los que no me buscaban. Dije a gente que no invocaba mi nombre: Heme aquí, heme aquí. 
2 Extendí mis manos todo el día a pueblo rebelde, el cual anda por camino no bueno, en pos de sus pensamientos.

El orgullo nacional les impidió ver que Dios no era exclusivo de ellos, sino que Dios es ahora nuestro Dios y nosotros somos Su pueblo.

Como Pedro dijo más adelante:

1 Pedro 2:9-10
9 Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable; 
10 vosotros que en otro tiempo no erais pueblo, pero que ahora sois pueblo de Dios; que en otro tiempo no habíais alcanzado misericordia, pero ahora habéis alcanzado misericordia.

No se dieron cuenta que la iglesia, la cual es formada por judíos y gentiles, es el pueblo de Dios.

Nosotros somos el pueblo de Dios

miércoles, 24 de diciembre de 2014

Como Nace la Fe para Salvación

Como Nace la Fe para Salvación


Así que fe viene de lo que se escucha, y lo que se escucha viene a través de la Palabra de Dios (que es el mensaje de Cristo).
- Romanos 10:17 (Biblia Expandida de Fe)

La Biblia al Día lo coloca de una manera muy interesante: "Mas la fe nace cuando se presta atención a las Buenas Noticias acerca de Jesucristo."

La palabra fe en este versículo es el término griego pistis. Su significado primario es una firme persuasión, una convicción basada en lo oído. En el Nuevo Testamento se usa siempre para la fe en Dios o en Cristo, o en las cosas espirituales (Vine).

La fe nace o tiene su origen en algo que escuchamos.

Me acuerdo cuando empece a trabajar en la AFP Integra, me presenté a una entrevista de trabajo y me contrataron. Me dijeron que me iban a dar una cantidad de dinero de sueldo en quincena y a fin de mes. Además me dieron una tarjeta de débito para retirar en esas fechas mi sueldo.

Yo iba a trabajar confiado sabiendo que en quincena y fin de mes iba a recibir mi sueldo, no tenía ninguna duda de ello. Había creído en mis empleadores y estaba totalmente convencido que iban a cumplir su palabra.

Así es como nace la fe; tú oyes la Palabra de Dios y te dejas convencer por ella.

Aquí el término griego para palabra es rhema.

Vine lo define de esta manera: "El significado de rhema, en su distinción de logos, queda ejemplificado en la instrucción a tomar «la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios» (Efesios 6:17); aquí la referencia no es a la Biblia entera como tal, sino al pasaje individual de las Escrituras que el Espíritu trae a nuestra memoria para su utilización en tiempo de necesidad, siendo el prerrequisito de ello la lectura habitual y memorización de las Escrituras." 

La palabra rhema nos habla de algo específico, no algo general sino algo puntual.

Cuando estaba en el colegio llevaba una serie de cursos; historia, geografía, matemáticas, religión, arte, educación física, entre otros. Cuando tenía examen de matemáticas no me ponía a estudiar historia sino a la hora del examen iba a desaprobar. Tenía que estudiar matemáticas.

En el contexto de Romanos 10 se está hablando acerca de la salvación por medio de Jesucristo. Entonces para recibir vida eterna debemos escuchar y creer el Evangelio de Jesucristo.

En las diversas versiones de la Biblia se intercambian palabra de Dios y palabra de Cristo. Y esto ocurre según el manuscrito que hayan utilizado para la traducción. Por ejemplo, las Biblias que utilizan elTextus Receptus (como la Reina Valera 1960) traducen Dios (Theos) y las que utilizan Westtcott – Hort(como la Biblia de las Américas) traducen Cristo (Christos).

Veamos algunas versiones para comprobar esto:

Así que la fe viene de la predicación escuchada, y esta predicación se hace en virtud de la palabra de Cristo (Serafin de Ausejo).

Mas la fe nace cuando se presta atención a las Buenas Noticias acerca de Jesucristo (Biblia al Día).

¿Lo ves? La fe sigue al mensaje, y el mensaje es el anuncio del Mesías (Nueva Biblia Española).

Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Reina Valera 1960).

Entonces, podemos concluir que la fe para salvación nace cuando escuchamos la predicación de la Palabra de Dios que trata específicamente acerca de Jesucristo.

domingo, 21 de diciembre de 2014

El Secreto Para Tener Pies Hermosos

El Secreto Para Tener Pies Hermosos


En estos tiempos que la gente está preocupada tanto por su apariencia la Biblia nos da el secreto para tener unos pies hermosos.

En la Carta a Romanos Pablo escribió:

Romanos 10:14-15 (Biblia expandida de Fe)
14 Pero aquí surge una serie de preguntas:¿cómo van a invocar a aquel en quien no creen ni tienen fe? ¿Y cómo van a creer y tener fe en alguien de quien no han oído (su mensaje)? ¿Y cómo van a oír su mensaje si no ha sido proclamado por alguien que se los predique?
15 ¿Y cómo predicarán el mensaje si no fueren enviados? Como está escrito: ¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian el Evangelio de la paz, de los que traen las buenas noticias!

En los versículos anteriores hemos visto que Dios ha provisto la salvación por medio de la obra de Jesucristo para todo aquel que crea en Él y lo confiese como Señor. 

En el versículo 13 dice: "Porque: Todo aquel que invoque el nombre del señor será salvo."

Pero esto nos deja con algunas interrogantes:

¿Cómo van a invocar a aquel en quien no creen ni tienen fe? 

¿Cómo van a creer y tener fe en alguien de quien no han oído (su mensaje)? 

¿Cómo van a oír su mensaje si no ha sido proclamado por alguien que se los predique?

¿Cómo predicarán el mensaje si no fueren enviados?

La primera pregunta es muy lógica, no podemos invocar a alguien en quien no hemos creído; la segunda también no podemos creer en alguien de quien no hemos oído y ni siquiera conocemos su mensaje. La tercera pregunta tiene la clave, no pueden conocer un mensaje si es que alguien no se los ha contado. Y la cuarta nos dice que para predicar debemos ser enviados.

Empecemos por la solución. En Juan 20:21 dice: "Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo os envío." 

Jesús mismo es el que nos envía. A través de estas palabras dichas a los discípulos nos está hablando a todos los creyentes. 

En la gran comisión vemos esto:

Mateo 28:18-20
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.

Marcos 16:15-16
15 Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
16 El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado.

Jesús nos comisionó para llevar este Evangelio, las buenas noticias de salvación a todos los hombres. Él mismo es quien nos ha enviado.

La tercera pregunta se responde así, somos nosotros los que debemos predicarles el mensaje; ya se nos encomendó, ahora nos toca a nosotros hacer algo. 

En 1 Corintios 9:16 Pablo nos habla de la carga del Evangelio: "Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!" 

Él tenía la dirección clara en su vida, debía llevar este mensaje a todos los hombres.

Pero cual era este mensaje:

1 Corintios 2:1-2
1 Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría.
2 Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado.

El mensaje de Pablo era Jesucristo y su obra en la cruz. Jesús cancelando el castigo por nuestro pecado al morir por nosotros.

Ese también es nuestro mensaje: Jesucristo.

En 2 Corintios podemos ver más claramente este encargo que Dios nos dio:

2 Corintios 5:18-20
18 Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
19 que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación.
20 Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.

Dios mismo nos hizo embajadores en nombre de Cristo, tenemos un mensaje que llevar al mundo: "Dios ya hizo su parte al enviar a Jesucristo a morir por nosotros, el precio ya se pagó, ahora nos toca a nosotros reconciliarnos con Dios."

Así es, la obra ya está completa, Jesús ya nos salvó, ahora nos toca recibir esa salvación.

Eso nos lleva a la primera pregunta, para que la gente crea tiene que oír el mensaje de la salvación. y esa es nuestra parte.

El mensaje del Evangelio es un mensaje de gran alegría, el uso que se le dio a esa palabra en la antiguedad nos los dice:

Esta palabra es de origen persa y aparece desde Homero con el significado de recompensa dada al mensajero que trae la buena noticia de una victoria militar o simplemente una buena noticia de carácter político o personal, que produce felicidad y alegría en los destinatarios.

En textos contemporáneos a los evangelios y en contexto religioso se indica también con esta palabra la aparición de un "hombre divino", cuya venida es acogida con alegría.

La predicación del Evangelio es lo que trae al hombre, cuando predicamos estamos trayendo gran alegría a todos los hombres; les estamos dando la oportunidad de recibir la vida eterna.

Así que hermosea tus pies saliendo y llevando este Evangelio de Jesucristo a todos los hombres.


viernes, 19 de diciembre de 2014

¡Hey! ¡Para ti también!

¡Hey! ¡Para ti también!


11 Porque como dice la Escritura: Todo el que confíe y crea en Él no será jamás defraudado, decepcionado, confundido, humillado ni avergonzado.
12 Esto quiere decir que no hay distinción ni diferencia porque a Dios no le importa si uno es judío o griego; ya que Él mismo Señor es Señor de todos; quien es rico, generoso y bendice abundantemente a todos los que le invocan pidiéndole ayuda.
13 Porque: Todo aquel que invoque el nombre del señor será salvo.

- Romanos 10:11-13


La idea de ser avergonzado por el Señor Jesús no está en la mente de Pablo. 

Lo que está diciendo es que el pecador que pone su fe en el Señor Jesús no será derrotado, decepcionado, ni sufrirá un rechazo en su vida. 

El creyente no debe temer que la Palabra de salvación no funcione. Debe estar confiado en el Señor que las cosas que dijo, las hará.

A veces tememos ser rechazados por nuestro trasfondo, raza, estudios, posición social o nacionalidad; pero vemos que eso no tiene nada que ver con nuestra salvación; es para todos.

Pedro se encontró en problemas en Hechos 11 cuando el concilio quiso condenarlo por predicarle a los gentiles de la casa de Cornelio, pues los judíos creían que la salvación era para ellos, pero al final salió airoso cuando los creyentes se dieron cuenta que la salvación era para todos.

A lo largo de mi vida cristiana he conocido grupos que decían que la salvación era solo para ellos, pero aquí vemos que no hay distinción, la salvación es ofrecida a todos los hombres.

Que sencillo es el método de Dios, todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo; la salvación depende de a quien pongamos como señor de nuestras vidas.

Como vimos en Romanos 10:9-10: "Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación."

Es tan sencillo recibir la salvación; cree que Dios resucitó a Jesús y confiésalo como Señor de tu vida.

¡La salvación es para ti también!

miércoles, 17 de diciembre de 2014

El Núcleo de Nuestra Predicación

El Núcleo de Nuestra Predicación 

Pero, ¿Qué afirman entonces las Escrituras? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que anunciamos (por ser el núcleo mismo de nuestra predicación):
Porque, si confiesas con tu boca (reconociendo abierta y públicamente) que Jesús es Señor y crees en tu corazón (con plena confianza) que Dios le resucitó (levantándole) de entre los muertos, serás salvo.
Porque con el corazón se cree para ser justificado (es decir, declarado inocente y hecho justo), pero con la boca se confiesa (declarando su fe con sus palabras) para ser salvo.
- Romanos 10:8-10

El núcleo es el componente principal o esencial de algo, al que se suman o acoplan otros elementos para conformar una totalidad o un conjunto.

En el versículo 8, Pablo está por decirnos que cosa es lo más importante de su mensaje, la palabra de fe que él predicaba.

Ya en los capítulos anteriores nos ha mostrado que el hombre tiene dos maneras de alcanzar la justificación, hacerlo por medio del cumplimiento de la ley de Moisés (aplicándolo a nosotros por nuestras buenas acciones) o por medio de la fe en la obra de Jesús.

El problema es que nadie puede justificarse porque nadie es capaz de cumplirla, por eso Dios proveyó la justificación por medio de la fe.  

En Romanos 3:19-26 vemos que Dios aparte de la ley ha manifestado la justificación por medio de la fe en Jesucristo, por medio de esa preciosa obra en la que Él derramó su sangre por nosotros en la cruz.

En Juan 19:30 vemos las palabras finales de Jesús, veamos en la versión The Message (El Mensaje):"Después de tomar el vino, Jesús dijo: 'Está hecho... completo.' Y doblando su cabeza entregó su espíritu."

La obra de Jesús está hecha, está completa. El precio ya fue pagado, a los ojos de Dios ya no hay nada más que hacer, hemos sido redimidos.

1 Pedro 1:18-19 (Biblia Textual)
18 sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, que vuestros padres os legaron, no con cosas corruptibles, como la plata o el oro; 
19 sino con la sangre preciosa del Mesías, como de un cordero sin mancha y sin defecto.

La palabra redención nos habla de libertad de la esclavitud; más concretamente de un mercado de esclavos. 

Los esclavos eran comprados por monedas de plata y oro; pero Jesús nos compró por algo más precioso, por su sangre. Pero no lo hizo para esclavizarnos nuevamente sino para hacer totalmente libres por siempre. Libres de la potestad del diablos, libres del pecado, libres de la muerte espiritual. 

Sin embargo, como pasó en la historia, muchos esclavos libres decidieron seguir siendo esclavizados bajo el yugo de sus ex-dueños. Solo tenñian que salir, la puerta ya estaba abierta.

En 2 Corintios 5:19-20 Pablo nos dice esto: "Esto es, que Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo mismo, no tomándoles en cuenta sus pecados, y puso en nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogara por medio de nosotros: ¡Rogamos en nombre de Cristo, reconciliaos con Dios!" 

Por un lado, la salvación ya esta hecha, pero por el otro, las personas deben recibirla; y este es el núcleo del mensaje de fe que predicamos: "Si con tu boca confiesas a Jesús como Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, serás salvo."

Dos cosas tienes que hacer, creer y confesar.

¿Qué tienes que creer? Que Jesús no solo murió por ti sino que Dios lo resucitó de los muertos y que Él vive hoy.

Nuestro Dios no está muerto: ¡Vivo está!

Como fue escrito por los primeros cristianos en la tumba de Jesús: "Él no está aquí; ¡ha resucitado!"

Ya has creído que Jesús está vivo y que completó la obra de tu salvación, ahora te toca declarar algo: confesar que Jesús es el Señor.

John MacArthur dice algo muy interesante acerca de la palabra confesión: "Esta palabra griega significa básicamente el decir la misma cosa, o estar de acuerdo con alguien. La persona que confiesa a Jesús como Señor (Romanos 10:9) está de acuerdo con la declaración del Padre que Jesús es Señor y Salvador."  

Al confesar a Jesús como Señor te estás poniendo de acuerdo con Dios en que Jesús es tu Señor y Salvador.

Con tu corazón habías creído para ser justificado pero con tu boca estás confesando para recibir tu salvación.

Este creer y confesar son las dos caras de una misma manera, es el núcleo de esta palabra de fe que predicamos, es como recibimos la salvación que Jesús obtuvo por nosotros.

Si no has recibido hoy esta salvación, solo has dos cosas, cree que Jesús ha sido resucitado por Dios luego de habar pagado el precio por tu salvación, y luego declara públicamente que Él es tu Señor y Salvador.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Las Dos Caras de la Salvación

Las Dos Caras de la Salvación


Porque, si confiesas con tu boca (reconociendo abierta y públicamente que Jesús es Señor y crees en tu corazón (con plena confianza) que Dios le resucitó (levantándole) de entre los muertos, serás salvo.
(Romanos 10:9 Biblia Expandida de Fe)

Para que una moneda sea verdadera debe tener una cara y un sello; si solo tiene la cara o el sello se considera como una moneda falsa.

Cuando hablamos de la salvación muchas veces pensamos que solo por el hecho de repetir una oración la persona es salva, pero la verdad es qué esa oración, o confesión para salvación es solo una cara de la moneda.

Hay un elemento más que es el creer, creer que Jesucristo ha resucitado de los muertos.

Ya en 1 Corintios Pablo habló de la importancia de la resurrección de Jesucristo:

1 Corintios 15:12-17
12 Ahora bien, si se predica que Cristo ha resucitado de entre los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay resurrección de muertos? 
13 Y si no hay resurrección de muertos, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; 
14 y si Cristo no ha resucitado, vana es entonces nuestra predicación, y vana también vuestra fe. 
15 Aún más, somos hallados testigos falsos de Dios, porque hemos testificado contra Dios que El resucitó a Cristo, a quien no resucitó, si en verdad los muertos no resucitan. 
16 Pues si los muertos no resucitan, entonces ni siquiera Cristo ha resucitado; 
17 y si Cristo no ha resucitado, vuestra fe es falsa; todavía estáis en vuestros pecados. 

Aparentemente en la iglesia de Corinto habían miembros que no creían en la resurrección de los muertos. Y Pablo les dice claramente que si no resurrección, tampoco Jesús resucitó, y si Jesús no había resucitado, su fe no les servía de nada porque aún estaban en sus pecados.

Barclay nos dice de esto: "Hay que creer que Jesucristo ha resucitado. La Resurrección de Jesucristo era una parte esencial del credo cristiano. El cristiano cree, no solamente que Cristo vivió, sino también que vive. No sólo debe saber de Cristo, sino conocerle personalmente. No se limita a estudiar un personaje histórico, por muy grande que fuera; sino que vive con una Presencia real. No sólo debe saber de Cristo el Mártir: debe también conocer a Cristo el Vencedor," 

La base para nuestra confesión para salvación es lo que nosotros creemos acerca de Jesucristo.

Por eso cuando le prediques a otro, toma un tiempo para explicarle a la persona que Jesús no solo murió por ti en la cruz sino que ha resucitado y vive hoy.

Muéstrale las dos caras de la moneda, dile lo que Jesús hizo y luego anímalo a que haga su confesión de fe para salvación.

sábado, 13 de diciembre de 2014

La Sentencia

 La Sentencia 


Porque el propósito, la finalidad y el término de la ley (es decir, la meta a la que apunta) es Cristo, para que todo aquel que crea en Él sea justificado, alcance la aprobación y sea declarado justo ante los ojos de Dios 
(Romanos 10;4 - Biblia Expandida de Fe).

Pablo está discutiendo dos sistemas exclusivos para obtener nuestra justificación, es decir, para ser declarados justos, uno (la ley) está basado en el hacer, el otro (la fe) en el creer. 

El sistema de la fe, representada por Cristo, ocasiona el fin y la exclusión del sistema de la ley. Por ese motivo, los Judíos, que estaban sostenidos por el sistema de la ley, dejan de alcanzar la justicia que es por la fe.

Esto nos deja bien claro la imposibilidad de obtener la justificación por medio de nuestras obras; ya que la ley misma tiene su cumplimiento en Cristo.

Como dice la Nueva Traducción Viviente en este pasaje: "Pero Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley. Como resultado, a todos los que creen en él se les declara justos a los ojos de Dios."

Como resultado de nuestra fe en Cristo hemos recibido nuestra sentencia: Dios nos ha declarado justos

viernes, 12 de diciembre de 2014

Dos Clases de Justicia

Dos Clases de Justicia


Romanos 10:5-8
5 Porque Moisés, haciendo referencia a la justicia que se obtiene por medio del cumplimiento de la ley, escribió: El hombre que practique y cumpla cabalmente todas las disposiciones y mandamientos de la ley, vivirá por ellas.
6 Pero la justicia que procede de la fe afirma: No digas (ni tengas este mal pensamiento) en tu corazón: ¿Quién subirá al cielo? (esto es, para hacer bajar a Cristo),
7 Ni tampoco digas, ¿quién bajará al abismo? (Esto es, para volver a traer a Cristo de los muertos).
8 Pero, ¿Qué afirman entonces las Escrituras? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que anunciamos (por ser el núcleo mismo de nuestra predicación).

En este pasaje nos encontramos con dos clases de justicia, la justicia que se obtiene por cumplir con las obras de la ley y la justicia que se obtiene por medio de la fe en Cristo.

En Gálatas nos volvemos a encontrar con estas 2 clases de justicia.

Gálatas 3:10-14
10 Porque todos los que dependen de las obras de la ley están bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas.
11 Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; 
12 y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas.
13 Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero, 
14 para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu. 

El que quiere justificarse por medio del cumplimiento de la ley se encuentra en graves problemas ya que si no la cumple completamente está bajo maldición. Y para el hombre esto es totalmente imposible, ninguno es capaz cumplirla.

Pero Cristo se hizo cargo de esto al hacerse maldición por nosotros en esa cruz, tomando nuestro pecado y dándonos su justicia.

Como dice en 2 Corintios 5:21: "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él."

Ahora el hombre no tiene que hacer algo imposible como descender al abismo o subir al cielo para traer a Cristo y recibir esa justicia.

Es sencillamente la justicia que procede de la fe, creer en la obra que Cristo hizo por nosotros.

Por eso es que la palabra de fe, que es el núcleo de nuestra predicación, la encontramos en los siguientes versículos de Romanos 10:

Romanos 10:9-10
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. 
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación.

La justicia que es por la fe la recibimos por creer en nuestro corazón la obra de Jesús por nosotros y declararlo como nuestro Señor.

Es tu decisión el recibir la justicia de Dios, si lo intentas por medio del cumplimiento de la ley no lo lograrás, pero si lo haces a la manera que Dios estableció en Su Palabra, es decir por medio de la fe, la recibirás.