jueves, 11 de mayo de 2023

El Espíritu de Fe en Acción

 El Espíritu de Fe en Acción


¿Sabías que tu puedes disponer del Espíritu de fe en tu vida diaria?

Aquí te explico.

Veamos a Caleb, en el libro de Josué, a los 85 años seguía con el espíritu de fe.

En Josué 14 del 6 al 14 leemos: Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal;  y Caleb,  hijo de Jefone cenezeo,  le dijo:  Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés,  varón de Dios,  en Cades-barnea,  tocante a mí y a ti. Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra;  y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos,  los que habían subido conmigo,  hicieron desfallecer el corazón del pueblo;  pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo:  Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti,  y para tus hijos en herencia perpetua,  por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien,  Jehová me ha hecho vivir,  como él dijo,  estos cuarenta y cinco años,  desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés,  cuando Israel andaba por el desierto;  y ahora,  he aquí,  hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió;  cual era mi fuerza entonces,  tal es ahora mi fuerza para la guerra,  y para salir y para entrar. Dame,  pues,  ahora este monte,  del cual habló Jehová aquel día;  porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí,  y que hay ciudades grandes y fortificadas.  Quizá Jehová estará conmigo,  y los echaré,  como Jehová ha dicho. Josué entonces le bendijo,  y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. Por tanto,  Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo,  hasta hoy,  por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 

Aquí están sus palabras llenas de fe, a los 85 años no estaba preparado para el reposo, estaba listo para tomar posesión de su tierra.

El espíritu de fe habló: "Tengo 85 años, pero aún tengo fuerzas para tomar este monte, el territorio de los gigantes", y así pasó, la tierra de los gigantes paso a ser su posesión.

El espíritu de fe es una actitud de corazón, de primero creer y después hablar lo que ha creído; es lo que dice 2 Corintios 4:13, "creí por lo cual hablé".

Es lo que dijo Jesús en Marcos 11:23: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:  Quítate y échate en el mar,  y no dudare en su corazón,  sino creyere que será hecho lo que dice,  lo que diga le será hecho".

A lo largo de la Biblia podemos ver que eso fue lo que hicieron los grandes hombres de la Biblia, ellos hablaron a sus montes 

Por ejemplo, vemos ese espíritu de fe en el Rey David:

Veamos la historia de como venció David a Goliat que se encuentra en Primera de Samuel 17 del 32 al 51 en la traducción el mensaje:

"Rey", dijo David, "no pierdas la esperanza. Estoy listo para ir y luchar contra este filisteo".
Saul respondió a David: "No puedes ir y luchar contra este filisteo. Eres demasiado joven e inexperto, y él ha estado en este negocio de luchar desde antes de que nacieras".
David dijo: "He sido un pastor, cuidando ovejas para mi padre. Siempre que un león o un oso venía y tomaba un cordero del rebaño, iba tras él, lo derribaba y rescataba al cordero. Si se volvía contra mí, lo agarraba por el cuello, le torcía el cuello y lo mataba. León o oso, no hacía ninguna diferencia, lo mataba. Y haré lo mismo con este cerdo filisteo que está burlándose de las tropas de Dios vivo. Dios, quien me libró de los dientes del león y las garras del oso, me librará de este filisteo". Saúl dijo: "Ve. ¡Y que Dios te ayude!"
Entonces Saúl equipó a David como soldado con armadura. Le puso su casco de bronce en su cabeza y le ciñó su espada sobre la armadura.
David trató de caminar, pero apenas podía moverse. David le dijo a Saúl: "No puedo ni siquiera moverme con todo este equipo encima. No estoy acostumbrado a esto." Y se lo quitó todo.
Luego David tomó su vara de pastor, seleccionó cinco piedras lisas del arroyo, las puso en el bolsillo de su mochila de pastor, y con su honda en la mano se acercó a Goliat.
Mientras el filisteo caminaba de un lado a otro, su portador de escudo delante de él, notó a David.
Miró hacia abajo y se burló de él, un jovenzuelo, con mejillas sonrosadas y barba incipiente.
El filisteo ridiculizó a David. "¿Soy un perro para que vengas tras de mí con un palo?" Y lo maldijo por sus dioses.
"Ven", dijo el filisteo. "Te convertiré en comida para los buitres. Te convertiré en una deliciosa golosina para los ratones del campo".
David respondió: "Tú vienes a mí con espada, lanza y hacha de guerra. Yo vengo a ti en el nombre del Dios de los Ejércitos, el Dios de las tropas de Israel, a quien tú maldices y te burlas. Este mismo día Dios te entrega en mis manos. Estoy a punto de matarte, cortarte la cabeza y servir tu cuerpo y los cuerpos de tus amigos filisteos a los cuervos y coyotes. Toda la tierra sabrá que hay un Dios extraordinario en Israel. Y todos los reunidos aquí aprenderán que Dios no salva por medio de la espada o la lanza. La batalla pertenece a Dios, ¡él te está entregando en bandeja de plata!"
Eso despertó al filisteo, y se acercó a David. David corrió desde la línea del frente, corriendo hacia el filisteo.
David metió la mano en su bolsillo para tomar una piedra, la lanzó y golpeó fuertemente al filisteo en la frente, incrustando la piedra profundamente. El filisteo cayó de bruces en el suelo.
Así es como David venció al filisteo, con una honda y una piedra. Lo golpeó y lo mató. ¡No hubo espada para David!
Luego David corrió hacia el filisteo, se paró sobre él, sacó la espada del gigante de su vaina y terminó el trabajo cortándole la cabeza. Cuando los filisteos vieron que su gran campeón estaba muerto, huyeron, corriendo por sus vidas.

Que tal declaración de David, el hablo su victoria contra el gigante, el espíritu de fe hablando, e impulsándolo para ganar la batalla.

A lo largo de la Biblia vemos como la gente habló en fe y obtuvo su milagro, y eso es lo que debemos hacer nosotros, creer lo que dice la Biblia y hablarlo.

Es lo que hicimos cuando fuimos salvos:

Mira Romanos 10 del 8 al 10: Mas ¿qué dice?  Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 

Creímos que Dios resucitó a Jesús, y hablamos, confesando que Jesús era nuestro Señor, y recibimos la salvación, el espíritu de fe en acción.

Si así empezamos nuestro caminar cristiano, continuemos dejando fluir ese espíritu de fe en nuestras vidas, creyendo lo que Dios dice y declarando Su victoria en nuestras vidas.

No hoy monte que no se mueva ni gigante que no sea derrotado por el espíritu de fe, es decir cuando nosotros le creemos a Dios y hablamos conforme a lo que hemos creído.




martes, 9 de mayo de 2023

El Espíritu de Fe

 

¿Conoces lo que es el Espíritu de Fe?

Aquí te lo explico

En Segunda de Corintios 4:13 dice: Pero teniendo el mismo espíritu de fe, conforme a lo que está escrito: Creí, por lo cual hablé, nosotros también creemos, por lo cual también hablamos.

Hace unos años había un debate acerca del espíritu de fe, algunos decían que era el Espíritu Santo, otros que era nuestro espíritu humano, incluso algunos loquillos decían que era un fantasma. 

Me vinieron a preguntar y yo les dije: "¡No, no, no! El espíritu de fe es...", y eso les voy a explicar en esta enseñanza.

Nuestra historia empieza en el desierto, cuando Israel estaba en el desierto, después de haber marchado durante 40 días.

En Números 13 del 1 al 3 dice: Y Jehová habló a Moisés, diciendo: Envía tú hombres que reconozcan la tierra de Canaán, la cual yo doy a los hijos de Israel; de cada tribu de sus padres enviaréis un varón, cada uno príncipe entre ellos. Y Moisés los envió desde el desierto de Parán, conforme a la palabra de Jehová; y todos aquellos varones eran príncipes de los hijos de Israel. 

Dios les dio una misión simple, que vayan y examinen la tierra prometida y trajeran un informe de los que vieran.

En los versículos del 17 al 21 les explico la misión: Los envió,  pues,  Moisés a reconocer la tierra de Canaán,  diciéndoles:  Subid de aquí al Neguev,  y subid al monte, y observad la tierra cómo es,  y el pueblo que la habita,  si es fuerte o débil,  si poco o numeroso; cómo es la tierra habitada,  si es buena o mala;  y cómo son las ciudades habitadas,  si son campamentos o plazas fortificadas; y cómo es el terreno,  si es fértil o estéril,  si en él hay árboles o no;  y esforzaos,  y tomad del fruto del país.  Y era el tiempo de las primeras uvas. Y ellos subieron,  y reconocieron la tierra desde el desierto de Zin hasta Rehob,  entrando en Hamat. 

Debían ver la tierra, inspeccionarla, tomar muestras de ella y dar un informe, lo cual hicieron y trajeron un informe después de cuarenta días.

Este informe lo vemos del 25 al 31: Y volvieron de reconocer la tierra al fin de cuarenta días. Y anduvieron y vinieron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel, en el desierto de Parán, en Cades,  y dieron la información a ellos y a toda la congregación,  y les mostraron el fruto de la tierra. Y les contaron, diciendo:  Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste,  la que ciertamente fluye leche y miel;  y este es el fruto de ella. Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte,  y las ciudades muy grandes y fortificadas;  y también vimos allí a los hijos de Anac. Amalec habita el Neguev,  y el heteo,  el jebuseo y el amorreo habitan en el monte,  y el cananeo habita junto al mar,  y a la ribera del Jordán. Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés,  y dijo:  Subamos luego,  y tomemos posesión de ella;  porque más podremos nosotros que ellos. Mas los varones que subieron con él,  dijeron:  No podremos subir contra aquel pueblo,  porque es más fuerte que nosotros. Y hablaron mal entre los hijos de Israel,  de la tierra que habían reconocido,  diciendo:  La tierra por donde pasamos para reconocerla,  es tierra que traga a sus moradores;  y todo el pueblo que vimos en medio de ella son hombres de grande estatura. También vimos allí gigantes,  hijos de Anac,  raza de los gigantes,  y éramos nosotros,  a nuestro parecer,  como langostas;  y así les parecíamos a ellos. 

Al cabo de 40 días ellos regresaron, pero trajeron 2 informes uno en mayoria y otro en minoria. 

El informe en mayoría estaba basado en su percepciones físicas, en sus ojos naturales, dijeron que la tierra aunque fluía leche y miel y tenia buenos frutos, era mala, que mataba a sus moradores y se iban a enfrentar a gigantes a los hijos de Anac.

El informe en minoría era un informe de confianza, que ellos iban a tomar la tierra por que podían más que ellos.

El pueblo de Israel decidió escuchar el informe de la mayoría y no tomaron en cuenta las palabras confiadas de Caleb.

Sigamos viendo lo que Números 14 del 1 al 5: Entonces toda la congregación gritó, y dio voces; y el pueblo lloró aquella noche. Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por presa?  ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto? Y decían el uno al otro:  Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto. Entonces Moisés y Aarón se postraron sobre sus rostros delante de toda la multitud de la congregación de los hijos de Israel. 

Es asombroso que muchas veces cuando miramos las circunstancias queremos retroceder, y nos lamentamos y quejamos contra Dios como si el fuese quien nos pone la dificultad.

Dios ya les había dado la tierra prometida, ya era suya, pero decidieron creer en las circunstancias y dificultades.

Sin embargo, Josué y Caleb tuvieron una actitud totalmente diferente.

En Números 14 del 6 al 9 dice: Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel,  diciendo:  La tierra por donde pasamos para reconocerla,  es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare de nosotros,  él nos llevará a esta tierra,  y nos la entregará;  tierra que fluye leche y miel. Por tanto,  no seáis rebeldes contra Jehová,  ni temáis al pueblo de esta tierra;  porque nosotros los comeremos como pan;  su amparo se ha apartado de ellos,  y con nosotros está Jehová;  no los temáis. 

Ellos tuvieron una actitud totalmente diferente, ellos confiaban en las promesas que Dios les había hecho, ellos sabían que tenían la victoria asegurada.

Me gusta esa palabra que dijeron: "porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis".

Ellos sabían que los enemigos no tenían oportunidad, porque Dios estaba con los israelitas, la victoria estaba con su pueblo, y Josué y Caleb habían creído las palabras de Dios y proclamaban su victoria.

Lamentablemente el pueblo de Israel no creyó, y trataron de apagar esa voz victoriosa.

Esa incredulidad y rebeldía produjo un fruto en ellos:

En Números 14 del 10 al 12 dice: Entonces toda la multitud habló de apedrearlos.  Pero la gloria de Jehová se mostró en el tabernáculo de reunión a todos los hijos de Israel, y Jehová dijo a Moisés:  ¿Hasta cuándo me ha de irritar este pueblo?  ¿Hasta cuándo no me creerán,  con todas las señales que he hecho en medio de ellos? Yo los heriré de mortandad y los destruiré,  y a ti te pondré sobre gente más grande y más fuerte que ellos. 

La incredulidad y rebeldía hicieron que el juicio de Dios cayese sobre el pueblo de Israel; y aunque en el nuevo pacto Dios ya no nos envía juicio por nuestra incredulidad eso impide que podamos recibir las bendiciones que Dios tiene para nosotros.

Sigamos con nuestro relato:

En Números 14 del 21 al 24: Mas tan ciertamente como vivo yo, y mi gloria llena toda la tierra, todos los que vieron mi gloria y mis señales que he hecho en Egipto y en el desierto,  y me han tentado ya diez veces,  y no han oído mi voz, no verán la tierra de la cual juré a sus padres;  no,  ninguno de los que me han irritado la verá. Pero a mi siervo Caleb,  por cuanto hubo en él otro espíritu, y decidió ir en pos de mí,  yo le meteré en la tierra donde entró, y su descendencia la tendrá en posesión. 

Aquí vemos que, aunque Israel no pudo entrar en la tierra prometida, Caleb si pudo entrar porque había en el otro espíritu, ¿cuál era ese espíritu? El espíritu de fe.

Él le creyó a Dios y habló. es lo que dice Segunda de Corintios 4:13, creí, por lo cual hablé.

Así debes hacer tú, si has creído la Palabra de Dios, háblala con osadía, y recuerda que ya tienes la victoria.

Si has sido bendecido con esta enseñanza, sígueme, y no olvides compartir el video en tus redes sociales.

lunes, 8 de mayo de 2023

Manual para Orar por los Enfermos en los Hospitales


¿Te gustaria aprender a orar por los enfermos en los hospitales y verlos ser sanados?

Aquí te lo explico.

Esta es una Guía practica para Ministrar un Enfermo en un Hospital

La predicación en los hospitales es un medio no solo para lograr que el enfermo sea sanado sino una gran oportunidad para ganarlo para Cristo junto con su familia.

En Romanos 12:8 nos habla de este ministerio: “El que hace obras de misericordia, hágalas con apacibilidad y alegría,” dice en Torres Amat).

Veremos en esta enseñanza como  ministrar a un enfermo en un hospital

1. Debes conocer lo que la Biblia enseña de la Sanidad Divina

Uno no puede dar o que no tiene, solo podemos dar las cosas que tenemos y conocemos; esto es verdad en cuanto a la sanidad divina, solo puedes ministrar a un enfermo si tienes el conocimiento que lo hará libre.

En Isaías 53:4 5, Mateo 8:17 y Primera de Pedro 2:24 nos encontramos con una verdad indiscutible; en la cruz Jesús tomó y se llevó nuestras enfermedades y por sus llagas fuimos curados.

No es algo que Dios hará en el futuro sino algo que ya hizo; Jesús ya nos sanó, por eso no es que la persona será sanáda sino que recibirá lo que Jesús ya hizo por ella.

Cuando vamos al hospital tenemos que ir con esa confianza plena, la sanidad es un hecho consumado, ya ha sido pagada y la persona solo debe disfrutarla.

2. Debes mostrarle amor al enfermo

Una de las cosas más importantes cuando visitas a un enfermo es la primera imagen que tiene de ti; la manera como tu entras; y la mejor manera de entrar es con amor y alegría; como vimos en Romanos 12:8: “el que muestra misericordia, con alegría”.

La persona enferma está en un ambiente de tristeza y dolor; su familia está preocupada y eso lo transmite al enfermo; entonces, no llegamos al enfermo con una actitud que todo lo sabemos, llegamos en una actitud humilde y alegre, transmitiéndole amor a la persona.

En Proverbios 15:1 dice: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.” Tú no vas con una palabra dura al enfermo, sino le hablas dulcemente en amor, que la persona sepa que la amas por tu actitud y el tono de tu voz.

Si el enfermo se da cuenta que lo amas te escuchará.

3. Compártele acerca de la Sanidad Divina

En Romanos 10:17 dice que la fe viene a nuestras vidas por oír la Palabra de Dios.

Una gran verdad es que Dios ya proveyó todas las cosas para nosotros, pero las recibimos por medio de la fe; la fe simplemente recibe lo que Dios ya nos dio; pero si no sabemos lo que Dios ya nos dio no podemos llegar a recibirlo.

En Oseas dice: “Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento”; el enfermo es destruido porque le falta el conocimiento de que Jesús ya lo sanó, y es por eso que debemos informarles lo que Dios ya hizo por ellos.

Hay dos cosas que debemos compartirles, testimonios de sanidades y la Palabra de Dios; los testimonios producen esperanza en el enfermo, ya que si Dios sanó a alguien también lo hará por ellos; y los versos de sanidad le dan la fe para recibir su sanidad.

De una manera corta y amable compartámosle nuestro testimonio y lo que Dios hizo por ellos.

4. Minístrale la Sanidad Divina 

En este punto la fe ya se ha levantado en el enfermo y está listo para recibir su milagro.

Pregúntale: “¿Quieres recibir la sanidad que Dios proveyó para ti?

Si el te dice que si, primero dile que ore contigo: “Padre Dios, te doy las gracias por enviar a Jesús para sanar mi enfermedad, creo que recibo mi sanidad ahora en el nombre de Jesús.

Cuéntale lo que dice Marcos 16:17: “Sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán.” Dile que le pondrás las manos sobre la cabeza y orarás por él; en ese momento le pones las manos y ordenas: “Enfermedad te ordeno en el nombre de Jesús que salgas de este hombre; se sano en el nombre de Jesús.”

En Santiago 2:14 dice que la fe sin acciones es muerta; así que motívalo para que haga lo que no podía hacer y que se revise para ver si la enfermedad ya se fue.

En este momento ya debe verse una diferencia en su cuerpo.

5. Has que reciba a Jesús

La persona ya ha visto que su cuerpo está sano; se acaba de dar cuenta que Dios es real; compártele muy brevemente el evangelio y pregúntale si quiere recibir a Jesús; te va a decir que si; dile a las otras personas si también quieren recibirlo.

En ese momento haces la oración del pecador con ellos.

6. No te olvides de invitarlos a la iglesia y tomar sus datos

Al final aconséjalos muy brevemente (no más de 5 minutos), e invítalos a la iglesia.

No te olvides de tomar sus datos para un seguimiento posterior.

Ahora que ya sabes lo que tienes, es tu momento de ser usado por Dios, así levánte y sal a los hospitales para orar por los enfermos.

Ricardo Botto


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viernes, 2 de septiembre de 2022

La Fe NO Viene de Dios, SINO por Oír la Palabra de Dios

La Fe NO Viene de Dios, 
SINO por Oír la Palabra de Dios


Hoy día trataremos con un tema que la mayoría de cristianos está muy confundido, ellos creen que la fe es de Dios, y que Él la da al hombre, pero que dice la Biblia al respecto, al leerla nos sorprenderemos.

Romanos 10:8-17
8 Más ¿qué dice? Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos:
9 que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. 
10 Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 
11 Pues la escritura dice: Todo aquel que en él creyere, no será avergonzado.
12 Porque no hay diferencia entre judío y griego, pues el mismo que es Señor de todos, es rico para con todos lo que le invocan; 
13 porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
14 ¿Cómo, pues, invocaran a aquel en el cual no han creído? ¿Y como creerán en aquel de quien no han oído? ¿Y como oirán sin haber quien les predique?
15 ¿Y como predicaran si no fueren enviados? Como esta escrito: ¡Cuan hermosos son los pies de los que anuncian la paz, de los que anuncian buenas nuevas!
16 Mas no todos obedecieron al evangelio: pues Isaías dice: Señor, ¿quién ha creído a nuestro anuncio?
17 Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.

Este pasaje nos muestra como es que se efectúa la fe para salvación, no es muestra la necesidad que una persona oiga el mensaje de Jesús para poder ser salvo.

Una falacia que se escucha es que Dios da la fe, pero en realidad Dios no la da, Él nos da la Palabra, y la fe viene cuando la oímos y la creemos.

Cómo en todas las cosas de Dios, en la fe trabajan Dios y el hombre, Dios da la Palabra y el hombre la cree y actúa en ella.

Es como vemos en este pasaje, la palabra de fe que predicamos, la persona debe CREER (que Dios resucitó a Jesús de los muertos, y ACTUAR (confesando a Jesús como Señor).

El asunto es que no puede creer si no tiene conocimiento que la salvación esta disponible para ellos por la obra de Jesús por ellos en la cruz.

Por eso es necesario que oigan la Palabra de Dios respecto a su salvación para que ellos puedan recibir a Jesús como Señor de sus vidas.

Entonces la fe no llegó como un regalo de Dios, sino por creer y actuar en lo que oyen que Dios hizo por ellos. 

Por eso, día que nos predicaron el evangelio la fe vino a nosotros para poder recibir la vida eterna; en ese momento, cuando recibimos a Jesús vino la salvación a nuestras vidas.

Eso es lo  que vemos en Efesios 2:

Efesios 2:8-9
8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;
9 no por obras, para que nadie se gloríe. 

La salvación es un regalo de Dios que se recibe por medio de la fe.

Mucha gente se confunde donde dice: "y esto no de vosotros, pues es don de Dios", y dicen que la fe viene de Dios. El problema es que no están leyendo bien la Biblia.

La Biblia Amplificada lo muestra mejor este verso: "Porque es por gracia gratuita (el favor inmerecido de Dios) que sois salvos (librados del juicio y hechos partícipes de la salvación de Cristo) a través de [vuestra] fe. Y esta [salvación] no es de vosotros [de vuestra propia obra, no vino a través de vuestro propio esfuerzo], sino que es el regalo de Dios".

Vemos que es la salvación y no la fe la que es de Dios, no es Dios el que necesita salvarse sino nosotros, y por eso Dios en su gracia nos regala la salvación, la cual recibimos por medio de la fe.

Acerca de este verso Barnes nos dice: "Y esto no de vosotros - Es decir, la salvación no procede de vosotros mismos. La palabra traducida como "esto" - τοῦτο touto - está en género neutro, y la palabra "fe" - πίστις pistis - está en femenino. La palabra "esto", por lo tanto, no se refiere particularmente a la fe, como siendo el don de Dios, sino a "la salvación por gracia" de la que había estado hablando".
 
Este argumento que la fe es de Dios, en este verso, no es un argumento válido, lo que es de Dios es salvación que viene de la gracia de Dios. Dios y el hombre trabajando juntos, Dios dando la salvación por gracia, y el hombre recibiéndola por medio de la fe.

Otro argumento que dan para decir que Dios da la fe para salvación es la famosa "medida de fe".

Mucha gente por no usar la Biblia en contexto ni usar la gramática correctamente, dice qie Dios le da a todos la misma medida de fe para ser salvos.

Romanos 12:3-8
3  Digo,  pues,  por la gracia que me es dada,  a cada cual que está entre vosotros,  que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener,  sino que piense de sí con cordura,  conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada uno. 
4  Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros,  pero no todos los miembros tienen la misma función, 
5  así nosotros,  siendo muchos,  somos un cuerpo en Cristo,  y todos miembros los unos de los otros. 
6  De manera que,  teniendo diferentes dones,  según la gracia que nos es dada,  si el de profecía,  úsese conforme a la medida de la fe; 
7  o si de servicio,  en servir;  o el que enseña,  en la enseñanza; 
8  el que exhorta,  en la exhortación;  el que reparte,  con liberalidad;  el que preside,  con solicitud;  el que hace misericordia,  con alegría. 

Al ver todo el pasaje vemos que esta hablando de los dones de función o servicio, para cumplir su función de servicio dentro de la iglesia local, para lo cual les da una "medida de fe" para cumplir con su servicio.

Así como en la parábola de los talentos (Mateo 25:14-30), Dios le da a cada creyente "un talento" o función de servicio para realizar un trabajo en particular, para cumplir su función Dios le da a cada creyente una capacidad o "medida de fe" para poder realizarlo.

Por ejemplo en el verso 6 dice: "teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe".

Para poder cumplir la función del don de gracia que se le ha dado, Dios le da una "medida de fe" a cada creyente para realizarlo.

Por eso si es de profecia Dios le da una medida fe para realizarlo diferente al de exhortación, y como en la parábola de los talentos, conforme a su capacidad.

Ed Dufresne nos dice en su libro "Unciones y Mantos": 

"Cada uno tiene la medida de fe; yo creo eso. Pero también creo, después de un estudio más profundo de este pasaje, que Dios se está refiriendo aquí a la medida de fe para el ministerio. 
Creo que cuando Dios te equipa para el ministerio, te da la medida de fe necesaria para creer por lo que necesitas para que el trabajo sea hecho".
 
Entonces esta "medida de fe" viene más bien con el equipamiento que Dios te da para cumplir con el equipamiento que Dios te da para cumplir con la función que Dios te ha colocado en la iglesia.

No es una medida de fe para recibir la salvación, ni una medida de fe para empezar tu vida cristiana, sino es como "el talento" o capacidad que Dios te da para realizar tu función en la iglesia local.

Otro más confundidos dice que Dios nos da "el don de fe", y no se dan cuenta que están hablando de un don del Espíritu Santo.

1 Corintios 12:7-11
7 Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. 
8 Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría;  a otro,  palabra de ciencia según el mismo Espíritu; 
9 a otro,  fe por el mismo Espíritu;  y a otro,  dones de sanidades por el mismo Espíritu. 
10 A otro,  el hacer milagros;  a otro,  profecía;  a otro,  discernimiento de espíritus;  a otro,  diversos géneros de lenguas;  y a otro,  interpretación de lenguas. 
11 Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu,  repartiendo a cada uno en particular como él quiere. 

Los dones del Espíritu son manifestaciones sobrenaturales y milagrosas que el Espíritu Santo da para beneficio de la iglesia. 

Notemos que no son de la persona sino del Espíritu Santo, y la persona es solo el canal a través del cual fluye el don para bendecirá otros.

Por eso, no podemos decir que debido a que hay un don de fe Dios le da fe al hombre.

En la Biblia King James Versión Romanos 10:17 se traduce: "Así que la fe viene por el oír, y el oír por la palabra de Dios".

Por eso si quieres tener fe eres tú el que tienes que ir a la Palabra de Dios y oírla.


Ricardo Botto

viernes, 26 de agosto de 2022

¿Cuántos Apóstoles se Nombran en la Biblia?


¿Cuántos Apóstoles se Nombran en la Biblia?

Una respuesta común de la gente es que solo hubo 12 apóstoles, pero si hacemos un estudio minucioso del Nuevo Testamento veremos que a más de 20 personas se les nombra como apóstol, en este capítulo nombraremos a cada uno de ellos.
1. Jesús
Nuestro primer apóstol es Jesucristo mismo.
En Hebreos 3:1 dice: “Por tanto,  hermanos santos,  participantes del llamamiento celestial,  considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión,  Cristo Jesús.”
Aquí se le da a Jesús el título de apóstol.
Hemos definido que un apóstol es uno que es enviado, entonces veamos los pasajes que nos muestran que Jesús fue enviado.
Veamos varios pasajes en el Evangelio de Juan en que Jesús mismo dijo que había sido enviado:
Juan 4:34 
34 Jesús les dijo:  Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,  y que acabe su obra.

Juan 7:16
16  Jesús les respondió y dijo:  Mi doctrina no es mía,  sino de aquel que me envió.

Juan 7:28
28  Jesús entonces,  enseñando en el templo,  alzó la voz y dijo:  A mí me conocéis,  y sabéis de dónde soy;  y no he venido de mí mismo,  pero el que me envió es verdadero,  a quien vosotros no conocéis.

Juan 7:33
33  Entonces Jesús dijo:  Todavía un poco de tiempo estaré con vosotros,  e iré al que me envió.

Juan 8:42
42  Jesús entonces les dijo:  Si vuestro padre fuese Dios,  ciertamente me amaríais;  porque yo de Dios he salido,  y he venido;  pues no he venido de mí mismo,  sino que él me envió.

Juan 12:44
44  Jesús clamó y dijo:  El que cree en mí,  no cree en mí,  sino en el que me envió;

Juan 20:21
21  Entonces Jesús les dijo otra vez:  Paz a vosotros.  Como me envió el Padre,  así también yo os envío.

En estos pasajes Jesús dijo 7 veces que había sido enviado por el Padre.
En Juan 3:16 podemos ver claramente cuál fue el propósito por el que fue enviado por el Padre: “Porque de tal manera amó Dios al mundo,  que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,  sino para que el mundo sea salvo por él.”
Dios envió a Jesucristo con el propósito de que el mundo pudiera ser salvo pudiera ser salvo por medio de Su muerte expiatoria en la cruz.
Otra cosa que hemos dicho es que el apóstol toca a los otros cuatro dones del ministerio, es decir, que durante su ministerio puede fluir en cualquiera de los otros dones del ministerio según sea la necesidad.
Veamos lo que la Biblia dice acerca de Jesucristo:
En Mateo 13:57, Jesucristo mismo se llamó profeta: “Y se escandalizaban de él. Pero Jesús les dijo:  No hay profeta sin honra,  sino en su propia tierra y en su casa.”
En Lucas 19:10, vemos a Jesucristo mostrar el corazón de un evangelista: “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido.”  Y en Lucas 4:43 dijo: “Pero él les dijo: Es necesario que también a otras ciudades anuncie el evangelio del reino de Dios;  porque para esto he sido enviado.”
Como evangelista Jesús salía de ciudad en ciudad anunciando el Evangelio de Dios.
En cuanto a su ministerio como pastor, Jesús mismo dijo en el Evangelio de Juan:
Juan  10:11-16
11  Yo soy el buen pastor;  el buen pastor su vida da por las ovejas.
12  Mas el asalariado,  y que no es el pastor,  de quien no son propias las ovejas,  ve venir al lobo y deja las ovejas y huye,  y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa.
13  Así que el asalariado huye,  porque es asalariado,  y no le importan las ovejas.
14  Yo soy el buen pastor;  y conozco mis ovejas,  y las mías me conocen,
15  así como el Padre me conoce,  y yo conozco al Padre;  y pongo mi vida por las ovejas.
16  También tengo otras ovejas que no son de este redil;  aquéllas también debo traer,  y oirán mi voz;  y habrá un rebaño,  y un pastor.

Y en cuanto a su ministerio como maestro podemos ver muchas citas en los evangelios; pero veamos solo una:
Mateo 9:35
35  Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas,  enseñando en las sinagogas de ellos,  y predicando el evangelio del reino,  y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.

Con estos versos podemos ver que Jesús fue un apóstol porque fluyó en los otros cuatro dones del ministerio.
Durante su ministerio terrenal Jesús eligió 12 apóstoles que lo acompañaron durante casi todo su ministerio terrenal.
En Mateo podemos ver la primera aparición de la palabra “apóstol” y está en relación con los 12 discípulos que escogió:
Mateo 10:1-8
1  Entonces llamando a sus doce discípulos,  les dio autoridad sobre los espíritus inmundos,  para que los echasen fuera,  y para sanar toda enfermedad y toda dolencia.
2  Los nombres de los doce apóstoles son estos:  primero Simón,  llamado Pedro,  y Andrés su hermano;  Jacobo hijo de Zebedeo,  y Juan su hermano;
3  Felipe, Bartolomé, Tomás, Mateo el publicano, Jacobo hijo de Alfeo, Lebeo,  por sobrenombre Tadeo,
4  Simón el cananista,  y Judas Iscariote,  el que también le entregó.
5  A estos doce envió Jesús,  y les dio instrucciones,  diciendo:  Por camino de gentiles no vayáis,  y en ciudad de samaritanos no entréis,
6  sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.
7  Y yendo,  predicad,  diciendo:  El reino de los cielos se ha acercado.
8  Sanad enfermos,  limpiad leprosos,  resucitad muertos,  echad fuera demonios;  de gracia recibisteis,  dad de gracia.

Aquí encontramos la lista de los apóstoles que eligió, y son los apóstoles del 2 al 13.
2. Pedro
3. Andrés
4. Jacobo
5. Juan
6. Felipe
7. Bartolomé
8. Tomás
9. Mateo el publicano
10. Jacobo hijo de Alfeo
11. Lebeo,  por sobrenombre Tadeo,
12.  Simón el cananista
13. Judas Iscariote 
 A la muerte de Judas los 11 apóstoles que quedaron tuvieron que elegir uno nuevo.
Hechos 1:15-26
15  En aquellos días Pedro se levantó en medio de los hermanos  (y los reunidos eran como ciento veinte en número),  y dijo:
16  Varones hermanos,  era necesario que se cumpliese la Escritura en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas,  que fue guía de los que prendieron a Jesús,
17  y era contado con nosotros,  y tenía parte en este ministerio.
18  Este,  pues,  con el salario de su iniquidad adquirió un campo,  y cayendo de cabeza,  se reventó por la mitad,  y todas sus entrañas se derramaron.
19  Y fue notorio a todos los habitantes de Jerusalén,  de tal manera que aquel campo se llama en su propia lengua,  Acéldama,  que quiere decir,  Campo de sangre.
20  Porque está escrito en el libro de los Salmos: Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella;  y: Tome otro su oficio.
21  Es necesario,  pues,  que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros,
22  comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba,  uno sea hecho testigo con nosotros,  de su resurrección.
23  Y señalaron a dos:  a José,  llamado Barsabás,  que tenía por sobrenombre Justo,  y a Matías.
24  Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, muestra cuál de estos dos has escogido,
25  para que tome la parte de este ministerio y apostolado,  de que cayó Judas por transgresión,  para irse a su propio lugar.
26  Y les echaron suertes,  y la suerte cayó sobre Matías;  y fue contado con los once apóstoles.  

Podemos ver que lo que ellos buscaban era un substituto para Judas que hubiera estado presente durante el ministerio de Jesús y así eligieron a quién es nuestro apóstol catorce:
14. Matías
Nuestros siguientes apóstoles aparecieron en la iglesia de Antioquía, con el encargo principal de llevar el Evangelio a los gentiles:
Hechos 13:1-4
1  Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía,  profetas y maestros:  Bernabé,  Simón el que se llamaba Niger,  Lucio de Cirene,  Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca,  y Saulo.
2  Ministrando éstos al Señor,  y ayunando,  dijo el Espíritu Santo:  Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado.
3  Entonces,  habiendo ayunado y orado,  les impusieron las manos y los despidieron.
4  Ellos,  entonces,  enviados por el Espíritu Santo,  descendieron a Seleucia,  y de allí navegaron a Chipre.
En el siguiente capítulo de Hechos se les nombra específicamente como apóstoles:
Hechos 14:4, 14
4  Y la gente de la ciudad estaba dividida:  unos estaban con los judíos,  y otros con los apóstoles.
14  Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo,  rasgaron sus ropas,  y se lanzaron entre la multitud,  dando voces.

Ya que la Biblia los llama apóstoles vemos que nuestros apóstoles quince y dieciséis son:
15. Pablo
16. Bernabé
Pero la Biblia no termina la lista ahí, sino que todavía nos muestra algunos más:
En Gálatas encontramos nuestro siguiente apóstol:
Gálatas 1:19
19  pero no vi a ningún otro de los apóstoles,  sino a Jacobo el hermano del Señor

Entonces nuestro apóstol diecisiete es:
17. Jacobo, el hermano del Señor
 En Romanos 16:7 encontramos nuestra siguiente pareja de apóstoles: “Saludad a Andrónico y a Junias,  mis parientes y mis compañeros de prisiones,  los cuales son muy estimados entre los apóstoles,  y que también fueron antes de mí en Cristo.”
Gordon Lindsay escribe acerca de este pasaje: Como lo pone un escritor: "¿Si fueramos a decir que cierto hombre es destacado entre los ministros lo que querríamos decir no sería simplemente que era un ministro?”
Es claro el significado de que Andrónico y Junias son nuestros apóstoles dieciocho y diecinueve.
18. Andrónico
19. Junias
En 1 Tesalonicenses 1:1 y 2:6 encontramos nuestros siguientes apóstoles.
En el versículo 1 dice: “Pablo,  Silvano y Timoteo,  a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor Jesucristo:  Gracia y paz sean a vosotros,  de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.”
Vemos que esta carta la escribieron estos tres ministros del evangelio. Veamos lo que dice el versículo 2:6: “ni buscamos gloria de los hombres;  ni de vosotros,  ni de otros,  aunque podíamos seros carga como apóstoles de Cristo.”
 De ahí podemos ver que los tres eran apóstoles de Cristo; por eso nuestros apóstoles veinte y veintiuno son:
20. Silvano
21. Timoteo
Nuestro siguiente apóstol lo encontramos en Primera de Corintios:
1 Corintios 4:4-9
4  Porque aunque de nada tengo mala conciencia, no por eso soy justificado; pero el que me juzga es el Señor.
5  Así que,  no juzguéis nada antes de tiempo,  hasta que venga el Señor,  el cual aclarará también lo oculto de las tinieblas,  y manifestará las intenciones de los corazones;  y entonces cada uno recibirá su alabanza de Dios.
6  Pero esto,  hermanos,  lo he presentado como ejemplo en mí y en Apolos por amor de vosotros,  para que en nosotros aprendáis a no pensar más de lo que está escrito,  no sea que por causa de uno,  os envanezcáis unos contra otros.
7  Porque  ¿quién te distingue?  ¿o qué tienes que no hayas recibido?  Y si lo recibiste,  ¿por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?
8  Ya estáis saciados,  ya estáis ricos,  sin nosotros reináis.  ¡Y ojalá reinaseis,  para que nosotros reinásemos también juntamente con vosotros!
9  Porque según pienso,  Dios nos ha exhibido a nosotros los apóstoles como postreros,  como a sentenciados a muerte;  pues hemos llegado a ser espectáculo al mundo,  a los ángeles y a los hombres.

Aquí Pablo está hablando de su ministerio y el de Apolos, presentando a ambos como apóstoles; entonces nuestro apóstol veintidós es:
22. Apolos
Para los siguientes tres apóstoles que veremos, en la Biblia se utiliza la palabra “mensajeros”, la cual en el griego es apóstolos y es traducida en otras partes de la Biblia como apóstol.
2 Corintios 8:16-23
16  Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros.
17  Pues a la verdad recibió la exhortación;  pero estando también muy solícito,  por su propia voluntad partió para ir a vosotros.
18  Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias;
19  y no sólo esto,  sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo,  que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo,  y para demostrar vuestra buena voluntad;
20  evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos,
21  procurando hacer las cosas honradamente,  no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres.
22  Enviamos también con ellos a nuestro hermano,  cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas,  y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros.
23  En cuanto a Tito,  es mi compañero y colaborador para con vosotros;  y en cuanto a nuestros hermanos,  son mensajeros de las iglesias,  y gloria de Cristo.

En este pasaje encontramos a dos hermanos sin nombre que acompañaron a Tito para llevar la ofrenda de los santos en Jerusalén, a estos hermanos se les llama mensajeros en el versículo 23, pero en el griego apostolos, es decir, ambos eran apóstoles.
Aunque no se les  da un nombre, la Biblia describe a los apóstoles 23 y 24 como:
23. El hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias
24. El hermano cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces
Y finalmente cerramos nuestra lista con el mensajero, es decir, apóstol, que salió de la iglesia de Filipo:
Filipenses 2:25
25  Mas tuve por necesario enviaros a Epafrodito,  mi hermano y colaborador y compañero de milicia,  vuestro mensajero,  y ministrador de mis necesidades

Entonces, nuestro apóstol veinticinco es:
25. Epafrodito
Esta es la lista de los 25 apóstoles que encontramos en la Biblia.