sábado, 26 de octubre de 2013

La Trinidad 5 - La Revelación de Dios 1

La Revelación de Dios


La palabra revelar en las lenguas originales tiene el sentido de descubrir, manifestar, descorrer una cortina. Por eso, cuando la Biblia habla de revelación divina, el concepto es Dios el Creador dando a conocer al hombre su poder y gloria, su naturaleza y carácter, su voluntad, caminos y planes, su gracia, su amor, su misericordia, y sobre todo a si mismo.

Desde la creación de la tierra, Dios se ha revelado al hombre a través de la naturaleza, es decir a través de todo lo que hizo: los cielos, las estrellas y cuerpos celestiales, los campos, los valles, los mares y ríos, los fenómenos naturales, el reino animal.

Dios se reveló a Israel a través del pacto que hizo con Abraham; se reveló cuando los libró de la cautividad de Egipto, conduciéndolo milagrosamente hasta que llegó a la tierra prometida.

Dios se reveló a los patriarcas y profetas de diversas maneras: la palabra profética, enseñanza particular, teofanías (apariciones de Jesús en el Antiguo Testamento). 

Dios se reveló en estos postreros tiempos a través de su Hijo Jesús, quien es su máxima expresión, como dice en Hebreos 1:

Hebreos 1:1-2
1 Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas,
2 en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo,  y por quien asimismo hizo el universo.

Dios se ha revelado a la iglesia a través de Jesucristo, la Biblia, el Espíritu Santo y sus múltiples operaciones y ministerio.

Veamos los siguientes pasajes bíblicos que nos muestran esta revelación:

Mateo 13:16
16  Pero bienaventurados vuestros ojos,  porque ven;  y vuestros oídos,  porque oyen.

Mateo 11:25
25 En aquel tiempo, respondiendo Jesús, dijo: Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños.

Juan 14:26
26  Mas el Consolador,  el Espíritu Santo,  a quien el Padre enviará en mi nombre,  él os enseñará todas las cosas,  y os recordará todo lo que yo os he dicho.

Juan 15:15
15  Ya no os llamaré siervos,  porque el siervo no sabe lo que hace su señor;  pero os he llamado amigos,  porque todas las cosas que oí de mi Padre,  os las he dado a conocer.


1. Dios Revelado en la Naturaleza

Salmo 19:1-6
1  Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
2  Un día emite palabra a otro día, y una noche a otra noche declara sabiduría.
3  No hay lenguaje,  ni palabras, ni es oída su voz.
4  Por toda la tierra salió su voz, y hasta el extremo del mundo sus palabras. En ellos puso tabernáculo para el sol;
5  Y éste, como esposo que sale de su tálamo, se alegra cual gigante para correr el camino.
6  De un extremo de los cielos es su salida, y su curso hasta el término de ellos; y nada hay que se esconda de su calor.

Alguien escribió que la naturaleza es el primer embajador de Dios.

Isaías también habló de esto: “Levantad en alto vuestros ojos,  y mirad quién creó estas cosas;  él saca y cuenta su ejército;  a todas llama por sus nombres;  ninguna faltará;  tal es la grandeza de su fuerza,  y el poder de su dominio” (Isaías 40:26).

Job también nos habla de la naturaleza revelando a Dios: “Y en efecto, pregunta ahora a las bestias, y ellas te enseñarán; a las aves de los cielos, y ellas te lo mostrarán; o habla a la tierra, y ella te enseñará; los peces del mar te lo declararán también. ¿Qué cosa de todas estas no entiende que la mano de Jehová la hizo?” (Job 12:7-9).

La Naturaleza: El Espejo de Dios.

Toda la creación revela a Dios.

Génesis 1 y el Salmo 104 muestran que Dios hizo la tierra con un fin determinado y colocándola en el lugar conveniente. 

La naturaleza se torna así en el espejo de Dios, el Único y Soberano. 

Tal como dice el Salmo 148, toda la naturaleza es un himno de alabanza a Dios; del mismo modo, el creyente debe siempre debe alabar a dios como su creador: “Señor,  digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder;  porque tú creaste todas las cosas,  y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11).

Los pueblos paganos, vecinos de Israel, hacían divinidades de las fuerzas de la naturaleza a quienes les rendían culto en su ignorancia; pero Dios los uso como vehículos de revelación, tal como vemos en los Salmos 29 y 107.

En el Salmo 29:3 Dios llama al trueno como la voz de Dios; y en Habacuc 3:6 usa al terremoto como agente del  juicio de Dios; en otros pasajes usa al fuego, el agua y el viento con este mismo fin.

Los elementos de la naturaleza no manifiestan por si mismos la presencia divina; lo que sería confundir a Dios con la naturaleza. Ellos testifican de  Dios como Creador. 

En el pasaje de Elías en el Monte Horeb, la tempestad, el terremoto, el fuego y el sonido suave, eran solo precursores de la revelación personal de Jehová.

El Peligro de Rechazar esta Revelación  

En Romanos 1 se encuentra la denuncia divina contra los que habiendo contemplado las maravillas de la creación de Dios, no le glorifican como Dios, antes se vuelven sabios en su propia opinión.

Romanos 1:18-21
18  Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad;
19  porque lo que de Dios se conoce les es manifiesto,  pues Dios se lo manifestó.
20  Porque las cosas invisibles de él,  su eterno poder y deidad,  se hacen claramente visibles desde la creación del mundo,  siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa.
21  Pues habiendo conocido a Dios,  no le glorificaron como a Dios,  ni le dieron gracias,  sino que se envanecieron en sus razonamientos,  y su necio corazón fue entenebrecido. 

En 2 Pedro 3:5 dice: “Estos ignoran voluntariamente, que en el tiempo antiguo fueron hechos por la palabra de Dios los cielos, y también la tierra, que proviene del agua y por el agua subsiste.”

Al contemplar la naturaleza, con su belleza, armonía y diseño, no es posible decir que Dios no existe; es tan absurdo como decir que hay un reloj sin un relojero que lo creara.

La naturaleza misma invita a los hombres a adorar al Creador de ella. 


2. Dios Revelado a Israel

Dios hizo al pueblo de Israel como el centro de su revelación en la tierra; ningún pueblo durante su historia ha tenido tanta certeza de que Dios operaba personalmente en él.

Dios testifica de ello en Romanos y Nehemías:

Romanos 3:2
2  Mucho, en todas maneras. Primero, ciertamente, que les ha sido confiada la palabra de Dios.

Nehemías 9:13-14
13 Y sobre el monte de Sinaí descendiste, y hablaste con ellos desde el cielo, y les diste juicios rectos, leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos,
14 y les ordenaste el día de reposo santo para ti, y por mano de Moisés tu siervo les prescribiste mandamientos, estatutos y la ley.

La Revelación de Dios en la Historia

A lo largo de la historia de Israel podemos ver la revelación como algo constante y patente; ella atestigua tanto del favor divino como su provisión por ser el pueblo escogido. 

Los milagros en la historia de Israel sea su liberación de Egipto, como su entrada a la tierra prometida o la fuga del ejército Asirio en el año 701 AC son prueba de la protección de Dios para su pueblo. 

La revelación de Dios a Israel fue de tal modo que incluso en una ocasión detuvo el sol (Josué 10:12) y en otra ocasión con Ezequías, el sol retrocedió 10 grados (Isaías 38:8).

Relación y Revelación

El fundamento de la actitud religiosa de Israel era el pacto que Dios hizo con Abraham en Génesis 17.

Este pacto fue una imposición real con la cual Dios se comprometió ante los descendientes de Abraham que Él sería su Dios y por eso ellos podrían invocarlo como el Señor Todopoderoso.

El hecho de que Dios diese a conocer su nombre (Jehová) a Israel, es un testimonio de amistad y relación personal con Israel; este hecho, nos dice que les estaba mostrando todo lo que Él es en todo su poder y gloria, y que estaba dispuesto a comprometerse para cuidarlos.

Por ese motivo, Dios continuó revelándose a ellos a través de sus palabras, leyes y promesas.

El énfasis principal de la revelación de Dios a Israel se basa en Su fidelidad al pacto, Su paciencia y misericordia, y Su lealtad a sus propios propósitos, dando gracia a Su pueblo que estaba unido a Él por su pacto.


3. Dios Revelado a los Profetas

El hombre jamás conocerá a Dios a menos que a Dios le plazca dársele a conocer. 

Dios se revela según los siguientes términos:

Dios se revela; en Génesis 2:7 dice: “Y apareció Jehová a Abram, y le dijo: A tu descendencia daré esta tierra. Y edificó allí un altar a Jehová, quien le había aparecido."

Dios se deja ver; en Génesis 35:7, 13 dice: “Y edificó allí un altar,  y llamó al lugar El-bet-el,  porque allí le había aparecido Dios,  cuando huía de su hermano. . . Y se fue de él Dios,  del lugar en donde había hablado con él.”

Dios da a conocer su voluntad hablando como la prueba la expresión bíblica: “Así dice el Señor.” 

Dios Revelándose al Hombre

Dios se revela al hombre y el hombre debe buscar conocer a Dios.

El conocimiento de Dios, que Él comunica por Si mismo, es único en su objetivo.

Él emplea diversos medios para comunicarse, porque siendo el Señor de todo y de todos, se comunica como quiere.

A Quien se Revela Dios.

Por lo general, la revelación de Dios está reservada en primer lugar para Sus escogidos que lo buscan, sirven y tienen comunión con Él.

En Juan 14:21 dice: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” 

En el Salmo 25:14 David escribió: “La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto.”

La revelación de Dios está condicionada a las limitaciones del hombre; Moisés vio el rostro de Dios solo bajo ciertas condiciones (Éxodo 33:17-23).

Los profetas del Antiguo Testamento registran la experiencia de un encuentro personal con la revelación de Dios:

En Isaías 6:1 vemos: “En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime,  y sus faldas llenaban el templo.” 

Jeremías relató así su experiencia: “Jehová se manifestó a mí hace ya mucho tiempo, diciendo: Con amor eterno te he amado; por tanto, te prolongué mi misericordia” (Jeremías 31:3).

Daniel escribió; “Y alcé mis ojos y miré,  y he aquí un varón vestido de lino,  y ceñidos sus lomos de oro de Ufaz. Su cuerpo era como de berilo,  y su rostro parecía un relámpago,  y sus ojos como antorchas de fuego,  y sus brazos y sus pies como de color de bronce bruñido,  y el sonido de sus palabras como el estruendo de una multitud.”

Podemos ver a los demás profetas contar la forma que Dios se reveló a ellos.

La Revelación Divina a través de la Palabra

Amós escribió: “Porque no hará nada Jehová el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas.” (Amós 3:3).

Dios manifestó sus secretos no solo por medio de visiones sino por las palabras que les comunicó.

La palabra es la señal característica del ministerio profético.

Jeremías 18:18
18 Y dijeron: Venid y maquinemos contra Jeremías; porque la ley no faltará al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta. Venid e hirámoslo de lengua, y no atendamos a ninguna de sus palabras.

Cuando el profeta recibía la revelación de Dios, tenía plena conciencia de que era Dios quien le hablaba; sabía que no lo tomaba una fuerza o inspiración sino una persona viva, real y divina.

Ezequiel 33:2
33 Hijo de hombre habla a los hijos de tu pueblo, y diles: Cuando trajere yo espada sobre la tierra, y el pueblo de la tierra tomare un hombre de su territorio y lo pusiere por atalaya.

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