Porque el propósito, la finalidad y el término de la ley (es decir, la meta a la que apunta) es Cristo, para que todo aquel que crea en Él sea justificado, alcance la aprobación y sea declarado justo ante los ojos de Dios
(Romanos 10:4 - Biblia Expandida de Fe).
Pablo está discutiendo dos sistemas exclusivos para obtener nuestra justificación, es decir, para ser declarados justos, uno (la ley) está basado en el hacer, el otro (la fe) en el creer.
El sistema de la fe, representada por Cristo, ocasiona el fin y la exclusión del sistema de la ley. Por ese motivo, los Judíos, que estaban sostenidos por el sistema de la ley, dejan de alcanzar la justicia que es por la fe.
Esto nos deja bien claro la imposibilidad de obtener la justificación por medio de nuestras obras; ya que la ley misma tiene su cumplimiento en Cristo.
Como dice la Nueva Traducción Viviente en este pasaje: "Pero Cristo ya cumplió el propósito por el cual se entregó la ley. Como resultado, a todos los que creen en él se les declara justos a los ojos de Dios."
Como resultado de nuestra fe en Cristo hemos recibido nuestra sentencia: Dios nos ha declarado justos.
Ricardo Botto
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