jueves, 11 de mayo de 2023

El Espíritu de Fe en Acción

 El Espíritu de Fe en Acción


¿Sabías que tu puedes disponer del Espíritu de fe en tu vida diaria?

Aquí te explico.

Veamos a Caleb, en el libro de Josué, a los 85 años seguía con el espíritu de fe.

En Josué 14 del 6 al 14 leemos: Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal;  y Caleb,  hijo de Jefone cenezeo,  le dijo:  Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés,  varón de Dios,  en Cades-barnea,  tocante a mí y a ti. Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra;  y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. Y mis hermanos,  los que habían subido conmigo,  hicieron desfallecer el corazón del pueblo;  pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Entonces Moisés juró diciendo:  Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti,  y para tus hijos en herencia perpetua,  por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. Ahora bien,  Jehová me ha hecho vivir,  como él dijo,  estos cuarenta y cinco años,  desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés,  cuando Israel andaba por el desierto;  y ahora,  he aquí,  hoy soy de edad de ochenta y cinco años. Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió;  cual era mi fuerza entonces,  tal es ahora mi fuerza para la guerra,  y para salir y para entrar. Dame,  pues,  ahora este monte,  del cual habló Jehová aquel día;  porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí,  y que hay ciudades grandes y fortificadas.  Quizá Jehová estará conmigo,  y los echaré,  como Jehová ha dicho. Josué entonces le bendijo,  y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. Por tanto,  Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo,  hasta hoy,  por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 

Aquí están sus palabras llenas de fe, a los 85 años no estaba preparado para el reposo, estaba listo para tomar posesión de su tierra.

El espíritu de fe habló: "Tengo 85 años, pero aún tengo fuerzas para tomar este monte, el territorio de los gigantes", y así pasó, la tierra de los gigantes paso a ser su posesión.

El espíritu de fe es una actitud de corazón, de primero creer y después hablar lo que ha creído; es lo que dice 2 Corintios 4:13, "creí por lo cual hablé".

Es lo que dijo Jesús en Marcos 11:23: "Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere a este monte:  Quítate y échate en el mar,  y no dudare en su corazón,  sino creyere que será hecho lo que dice,  lo que diga le será hecho".

A lo largo de la Biblia podemos ver que eso fue lo que hicieron los grandes hombres de la Biblia, ellos hablaron a sus montes 

Por ejemplo, vemos ese espíritu de fe en el Rey David:

Veamos la historia de como venció David a Goliat que se encuentra en Primera de Samuel 17 del 32 al 51 en la traducción el mensaje:

"Rey", dijo David, "no pierdas la esperanza. Estoy listo para ir y luchar contra este filisteo".
Saul respondió a David: "No puedes ir y luchar contra este filisteo. Eres demasiado joven e inexperto, y él ha estado en este negocio de luchar desde antes de que nacieras".
David dijo: "He sido un pastor, cuidando ovejas para mi padre. Siempre que un león o un oso venía y tomaba un cordero del rebaño, iba tras él, lo derribaba y rescataba al cordero. Si se volvía contra mí, lo agarraba por el cuello, le torcía el cuello y lo mataba. León o oso, no hacía ninguna diferencia, lo mataba. Y haré lo mismo con este cerdo filisteo que está burlándose de las tropas de Dios vivo. Dios, quien me libró de los dientes del león y las garras del oso, me librará de este filisteo". Saúl dijo: "Ve. ¡Y que Dios te ayude!"
Entonces Saúl equipó a David como soldado con armadura. Le puso su casco de bronce en su cabeza y le ciñó su espada sobre la armadura.
David trató de caminar, pero apenas podía moverse. David le dijo a Saúl: "No puedo ni siquiera moverme con todo este equipo encima. No estoy acostumbrado a esto." Y se lo quitó todo.
Luego David tomó su vara de pastor, seleccionó cinco piedras lisas del arroyo, las puso en el bolsillo de su mochila de pastor, y con su honda en la mano se acercó a Goliat.
Mientras el filisteo caminaba de un lado a otro, su portador de escudo delante de él, notó a David.
Miró hacia abajo y se burló de él, un jovenzuelo, con mejillas sonrosadas y barba incipiente.
El filisteo ridiculizó a David. "¿Soy un perro para que vengas tras de mí con un palo?" Y lo maldijo por sus dioses.
"Ven", dijo el filisteo. "Te convertiré en comida para los buitres. Te convertiré en una deliciosa golosina para los ratones del campo".
David respondió: "Tú vienes a mí con espada, lanza y hacha de guerra. Yo vengo a ti en el nombre del Dios de los Ejércitos, el Dios de las tropas de Israel, a quien tú maldices y te burlas. Este mismo día Dios te entrega en mis manos. Estoy a punto de matarte, cortarte la cabeza y servir tu cuerpo y los cuerpos de tus amigos filisteos a los cuervos y coyotes. Toda la tierra sabrá que hay un Dios extraordinario en Israel. Y todos los reunidos aquí aprenderán que Dios no salva por medio de la espada o la lanza. La batalla pertenece a Dios, ¡él te está entregando en bandeja de plata!"
Eso despertó al filisteo, y se acercó a David. David corrió desde la línea del frente, corriendo hacia el filisteo.
David metió la mano en su bolsillo para tomar una piedra, la lanzó y golpeó fuertemente al filisteo en la frente, incrustando la piedra profundamente. El filisteo cayó de bruces en el suelo.
Así es como David venció al filisteo, con una honda y una piedra. Lo golpeó y lo mató. ¡No hubo espada para David!
Luego David corrió hacia el filisteo, se paró sobre él, sacó la espada del gigante de su vaina y terminó el trabajo cortándole la cabeza. Cuando los filisteos vieron que su gran campeón estaba muerto, huyeron, corriendo por sus vidas.

Que tal declaración de David, el hablo su victoria contra el gigante, el espíritu de fe hablando, e impulsándolo para ganar la batalla.

A lo largo de la Biblia vemos como la gente habló en fe y obtuvo su milagro, y eso es lo que debemos hacer nosotros, creer lo que dice la Biblia y hablarlo.

Es lo que hicimos cuando fuimos salvos:

Mira Romanos 10 del 8 al 10: Mas ¿qué dice?  Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación. 

Creímos que Dios resucitó a Jesús, y hablamos, confesando que Jesús era nuestro Señor, y recibimos la salvación, el espíritu de fe en acción.

Si así empezamos nuestro caminar cristiano, continuemos dejando fluir ese espíritu de fe en nuestras vidas, creyendo lo que Dios dice y declarando Su victoria en nuestras vidas.

No hoy monte que no se mueva ni gigante que no sea derrotado por el espíritu de fe, es decir cuando nosotros le creemos a Dios y hablamos conforme a lo que hemos creído.




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