sábado, 6 de mayo de 2017

¿Por qué haces las cosas?


Hace algunos años después del culto entré a la oficina pastoral, viendo si podía ayudar en algo; y mi Pastor me hizo una pregunta que hasta ahora resuena en mis oídos: "¿Por qué haces las cosas?"

Yo le respondí sin dudar: "Porque soy cristiano."

Hasta ese momento no pensaba que el cristiano común tuviese una motivación oculta para hacer las cosas; no soy ingenuo, sabía que algunos si para posicionarse en la iglesia, pero no era algo común.

Pero no veía el hecho que algunos cristianos tratasen de hacer "obras meritorias" para alcanzar el favor de Dios y alcanzar su respuesta. ¡Y menos aún en los círculos de fe!

Pero el hecho es que muchos creyentes hacen estas "obras meritorias" para poder calificar y posicionarse ante Dios para alcanzar sus bendiciones.

Parece que se hubieran olvidado que es en Cristo en el que ya hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual (Efesios 1:3). 

Si es en Cristo no es en nosotros mismos, es por lo que ganó por nosotros al tomar nuestro lugar en esa cruz.

Él se hizo pecado para hacernos justos (2 Corintios 5:21), se hizo enfermedad para sanarnos (Isaías 53:4-5), se hizo pobre para que fuésemos enriquecidos (2 Corintios 8:9).

El fue nuestro sustituto perfecto, quien en esa cruz tomó nuestro lugar para que nosotros no debamos hacerlo.

Pero aún así, a pesar de tener tal sustituto, hay creyentes que quieren darle una "ayudita" por medios de sus "obras meritorias" para que Dios les de las cosas que ya les ha concedido en Cristo.

En Efesios 2:8-10 dice: "Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas."

Ninguna obra meritoria nos calificó ni posicionó ante Dios para recibir la salvación, fue un acto de pura gracia de Dios que recibimos por medio de la fe. 

Pero hay algo más, de ahí en adelante, Dios preparó buenas obras para que andemos en ellas; entonces no depende de ti, depende de Dios, tú solo sigues el plan que Dios tiene para tí.

En Colosenses 2:6 dice: "Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él."

La pregunta es ahora: ¿Cómo lo recibiste?

Ciertamente no lo recibiste por tus obras meritorias, ni por tus buenas acciones que te calificaron y posicionaron ante Dios. Fue por la fe en la gracia de Dios que se mostró al morir Cristo en nuestro lugar en esa cruz.

Entonces, nuestro caminar no debe ser basado en hacerlo por ganar algo de Dios sino por fe en Su gracia; poder decir como Pablo, "por la gracia de Dios yo soy lo que soy" (1 Corintios 15:10).

No hacemos las cosas para alcanzar las cosas que Dios ya nos dio por Su gracia, ya son nuestras por más obras que hagamos. Debemos hacer las cosas porque somos de Cristo, por fe en Su gracia.

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