martes, 19 de agosto de 2014

Principios Bíblicos Financieros - 3

¿Qué es la Prosperidad?
1. Prosperidad Integral
3 Juan 2
2 Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma.
La intención y significado de lo Juan oró se refería a las tres áreas distintas de la vida; material, física y espiritual. Su deseo ferviente era que nosotros deberíamos florecer y fructificar, o prosperar en cada en cada aspecto de nuestro ser. Esta es la aplicación correcta de la prosperidad; balanceada, integral, completa e incluso enfatizada.
La palabra griega traducida como “prosperado” es “euodoo”. Euodoo consiste en las palabras “hodos”, que significa un camino, y “eu”, que significa bueno. Es por es que la palabra griega euodoo (traducida “prosperar”) significa literalmente un buen camino o un buen viaje.
Esta misma palabra la encontramos en 1 Corintios 16:2 donde se le da el sentido específico de finanzas:
1 Corintios 16:2
2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo, según haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas.
Podemos ver que la palabra prosperar puede ser y es usada en la Escritura para referirse a la prosperidad financiera.
2. El Lugar del Dinero en Nuestras Vidas
A lo largo de los años me he encontrado con personas que dicen que tener dinero es malo, que si lo tienen los conducirá al pecado.
Un cristiano en Chile me dijo una vez: “No quiero dinero porque si lo tengo me volveré loco.”
1 Timoteo 6:6-10
6 Pero gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento;
7 porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar.
8 Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto.
9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición;
10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.
Este pasaje no nos dice que la pobreza produce piedad, lo que nos habla es acerca de la motivación que nuestro corazón.
Lo que nos hace daño no es el dinero sino el amor al dinero. El dinero no tiene moral, somos nosotros lo que le damos la moral según el uso que le demos.
Pero también nos habla del lugar en nuestro corazón, el amor al dinero, es decir la codicia es la raíz de todos los males.
Mateo 6:19-21, 24
19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan.
21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Aquí Jesús nos explica de manera más clara, el asunto no es el dinero, el asunto es el lugar que le ponemos en nuestro corazón; si amamos el dinero, nuestro corazón está ahí.
A Dios no le molesta que tengamos dinero, el asunto es cuál es el lugar que le ponemos en nuestra vida.
1 Timoteo 6:17
17 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
1 Timoteo 6:17 (Dios Habla Hoy)
17 A los que tienen riquezas de esta vida, mándales que no sean orgullosos ni pongan su esperanza en sus riquezas, porque las riquezas no son seguras. Antes bien, que pongan su esperanza en Dios, el cual nos da todas las cosas con abundancia y para nuestro provecho.
Nuestra esperanza, nuestra confianza, no debe estar en el dinero, sino en Dios. Él es quien nos prospera y nos da las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Entonces vemos que no es el dinero lo que es malo, sino el lugar que le ponemos en nuestro corazón.
3. ¿Dios Quiere Que Sus Hijos Sean Pobres?
Al igual que hay gente que ama al dinero, hay personas que se van al otro lado y piensan que todo lo que sea prosperidad es malo.
He escuchado a muchos predicadores decir: “No quiero ninguno de los bienes de este mundo,” porque pensaban que era malo tener los bienes del mundo.
He conocido iglesias que tenían esta actitud hacia sus pastores, no tanto por cuestión de tacañería sino por mala instrucción.
Me recuerdo en Chile de un pastor anciano donde estaba predicando al cual encontré en la calle vendiendo relojes. El trabajo no es algo malo, pero este pastor tenía una congregación regular.
Proverbios 22:4
2 Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
La humildad no es sinónimo de pobreza, aquí vemos que su remuneración es riquezas, honra y vida.
Que diferente es la forma de pensar de Dios que la del mundo, ellos colocan valores diferentes a las cosas que las que le pone Dios.
Salmo 50:10-12
10 Porque mía es toda bestia del bosque, y los millares de animales en los collados.
11 Conozco a todas las aves de los montes, y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.
12  Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud.
Mientras los creyentes piensan que es malo tener los bienes de este mundo, Dios nos dice que de Él es el mundo y su plenitud.
Hageo 2:8
8 Mía es la plata, y mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
Aquí Dios es más explícito, de Él es la plata y el oro.
Tenemos que cambiar nuestra forma de pensar, y quitarle la gloria que la religión y el pensamiento del mundo le ha dado a la pobreza.
Durante años le he dicho a muchas personas: “Si piensas que las riquezas son malas, ¿por qué te esfuerzas en ganarlas trabajando?”
No, lo malo no son las riquezas, es la codicia, el amor al dinero es lo que lo es.
4. ¿Qué pasó con los siervos de Dios en el Antiguo Testamento?
La idea que Dios quiere que Sus hijos sean pobres, sin tener cosas materiales, es totalmente antibíblica. La Biblia tiene mucho que decir acerca del dinero; acerca de recibirlo para suplir nuestras necesidades materiales, el dar para sostener la obra de Dios y el bendecir a otros.
Es significativo que la mayoría de los siervos de Dios a lo largo de la Biblia tuvieron riquezas. No solo digo que fueron espiritualmente prósperos, sino que también, ¡financieramente ricos!
Veamos el caso de Abraham:
Génesis 13:2
2  Y Abram era riquísimo en ganado, en plata y en oro.
Podemos ver claramente que Abraham era una persona muy rica.
Veamos ahora el testimonio del siervo de Abraham cuando fue a buscar esposa para Isaac:
Génesis 24:34-35
34 Entonces dijo: Yo soy criado de Abraham.
24:35 Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos.
Job también era muy rico.
La Palabra de Dios dice que antes de sufrir su prueba: “Su hacienda era siete mil ovejas, tres mil camellos, quinientas yuntas de bueyes, quinientas asnas, y muchísimos criados; y era aquel varón más grande que todos los orientales” (Job 1:3).
Durante las pruebas y sufrimientos que soportó, Job perdió su gran riqueza. Pero la historia no terminó ahí, al final Dios no solo le restauró su riqueza, sino que le dio mucho más.
Job 42:12
12 Y bendijo Jehová el postrer estado de Job más que el primero; porque tuvo catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas.
En el capítulo 10 de Primera de Reyes dice que la reina de Saba fue a visitar la Rey Salomón para ver si era tan sabio y rico como había oído. Luego de examinarlo, y después de hacerle muchas preguntas difíciles, le dijo: “Pero yo no lo creía, hasta que he venido, y mis ojos han visto que ni aun se me dijo la mitad; es mayor tu sabiduría y bien, que la fama que yo había oído.” (1 Reyes 10:7).
2 Crónicas 26:3-5
3 De dieciséis años era Uzías cuando comenzó a reinar, y cincuenta y dos años reinó en Jerusalén. El nombre de su madre fue Jecolías, de Jerusalén.
4 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre.
5  Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó.
En este pasaje vemos que durante el tiempo que el Rey Uzias buscó a Dios, Dios lo prosperó. Parece claro que Dios no está contra la prosperidad; de otro modo, habría violado sus propios principios al prosperar al Rey Uzias y a los demás.

Es importante que nos demos cuenta que Dios no está en contra de las riquezas ni de la prosperidad; pero, Él está en contra de que la gente sea codiciosa.

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