El Propósito de la
Prosperidad
1. Nuestro Ejemplo
Hemos
visto que Jesús fue próspero. Sin embargo, Su prosperidad no se midió por la
acumulación de grandes riquezas ni posesiones. Él no vivió en un palacio con
habitaciones llenas de oro, vigilando sus campos de ganado y ovejas. Su vida no
fue pomposa ni extravagante, ni fue dirigida por la codicia y la avaricia.
Aunque
estaba en un país pequeño dominado por el poderoso poder romano, donde la
mayoría de las personas eran oprimidas y explotadas, las necesidades personales
de Jesús fueron cubiertas. Él se podía permitir moverse por el país libremente,
haciendo los negocios de Su Padre. Era incluso capaz de sostener doce
discípulos que viajaban con Él alrededor de Galilea y de las regiones vecinas.
¿Por
qué tenía Jesús esos relativamente abundantes recursos? Esos recursos lo
capacitaban para hacer la voluntad de Dios.
El
propósito de la prosperidad de los cristianos es que hagan la obra y voluntad
de Dios.
¿Cuál
es la voluntad de Dios? Juan 3:16 y 17 lo expresa de manera muy simple:
Juan 3:16-17
16 Porque de
tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
17 Porque no envió Dios a su
Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El
interés principal de Dios es salvar a los perdidos. Esa es la razón por la que
envió a Su Hijo.
La
Biblia también es muy clara acerca de lo que Jesús hizo cuando vino a la
tierra.
Mateo 9:35
35 Recorría Jesús todas las
ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el
evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.
Jesús
es nuestro gran ejemplo. Deberíamos hacer lo que El hizo. Su propósito debería
ser nuestro propósito. Jesús dijo: “Ciertamente
les aseguro que el que cree en mí las obras que yo hago también él las hará, y
aun las hará mayores, porque yo vuelvo al Padre” (Juan 14:12 NVI)
2. Los Creyentes deben
Prosperar Para Cumplir con la Gran Comisión
¿Podemos
esperar ser prósperos? Si, podemos, tal como Jesús lo fue. Pero eso significa
que nuestros motivos para ser prósperos deben ser los mismos que los de Él.
Él
quiere que Su pueblo, incluyendo sus predicadores, tengan lo suficiente para
ser capaces de ir a enseñar, predicar y sanar a los enfermos en todo rl mundo o
para ayudar a otros a ir. En la economía de Dios, la prosperidad es el medio
para un fin, el evangelismo mundial.
Como
cristianos, podemos esperar ser bendecidos y prosperar si buscamos la
prosperidad como un medio para cumplir con la voluntad y propósito de Dios.
Jesús
dijo de si mismo: “Porque el Hijo del
Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (Lucas 19:10)
Jesús
comisionó a todos los creyentes a llevar la misma misión.
Marcos 16:15
15 Y les dijo: Id por todo
el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Ciertamente
necesitamos caminar en prosperidad para lograr conseguir los fondos para
realizarlo.
3. El Diezmar, El Plan de
Dios para Financiar la Iglesia y sus Alcances
A
lo largo de la Biblia, vemos que la obra de Dios se ha financiado por los
diezmos y ofrendas de su pueblo. El diezmo es el diez por ciento de la cosecha,
el grano o el incremento recibido. El
dar del pueblo de Dios se encarga del cuidado de la casa de Dios y de los que
trabajan y además proveen los fondos para realizar Su obra en la tierra.
Malaquías
3:10-12
10 Traed todos
los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto,
dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y
derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
11 Reprenderé
también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni
vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.
12 Y todas las naciones os
dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los
ejércitos.
En
este pasaje vemos que el diezmo está
conectado con la prosperidad. La Palabra de Dios dice que si diezmamos de
nuestros ingresos al Señor, el derramara bendiciones desmedidas. Fíjese que
Dios dice que bendecirá al diezmador de dos formas: En una abundancia de
incremento y en la protección de la pérdida de sus bienes. En el verso 11 dice:
“Reprenderé también por vosotros al
devorador....”
¿Por qué diezmamos? Ciertamente no es porque Él
necesite el dinero o cualquier cosa que pudiésemos ofrecerle. No, el diezmar es
una poderosa manera de conectarnos con lo que Dios está haciendo en el mundo.
El diezmo combinado de una congregación provee los fondos para apoyar los
alcances de la iglesia: salvar gente, edificar el Cuerpo de Cristo, ministrar a
los pobres, apoyar misiones, quizás patrocinar el Evangelio en la radio o
televisión, y ayudar a proveer un sustento para el pastor y su equipo
ministerial.
Como
principio general, cada creyente debería diezmar a sus iglesias locales. Todos
los otros ministerios pueden y deberían ser apoyados por ofrendas y y otras
formas de apoyo financiero por parte de individuos e iglesias. Pero en la
mayoría de los casos los diezmos deberían ir a la iglesia local.
El
ser capaces de ser parte del plan de Dios es la razón y propósito por el que damos
nuestros diezmos y nuestras ofrendas.
Entonces,
vemos que diezmamos y ofrendamos para ayudar a expandir el reino de Dios en
esta tierra.
4. Por qué debemos dar
Por
medio del diezmar a la iglesia local y ofrendar a ministerios dignos, podemos
ser parte de lo que Dios está haciendo hoy en el mundo. Nuestro motivo para dar
debe ser puro y falto de egoísmo.
1.
Deberíamos dar porque amamos a Dios. “Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado.” Y nosotros deberíamos dar
igual; deberíamos darle porque le amamos.
2.
Deberíamos darle a Dios en obediencia a su Palabra. La Biblia dice que debemos
darle al Señor y sostener Su obra. Además de las escrituras que ya hemos
examinado, hay muchas otras que son inequívocas en su instrucción de dar.
3.
Deberíamos dar para ayudar a cumplir con la Gran Comisión de Cristo y sostener
el trabajo de todos aquellos que están yendo por todo el mundo con el
Evangelio.
4.
Deberíamos dar porque queremos que la gente sea bendecida. Nuestros diezmos y
ofrendas ayudan a sostener los alcances de la iglesia local y otras
organizaciones que ministran a los pobres, evangelizan a los perdidos e
inalcanzados, y edifican a los santos mientras los prepara para el servicio
cristiano.
5.
Y, finalmente, muy por debajo, deberíamos dar con expectativas, creyendo que
Dios honrará las promesas que hay en Su Palabra de bendecidnos y prosperarnos.
Fíjese que he enumerado cinco razones para dar, y creo que el orden de esta
lista refleja prioridades que son muy importantes. Me parece que muchos
predicadores están sobre enfatizando la número cinco y presentando como la
mayor razón por la que la gente debe dar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario