jueves, 19 de septiembre de 2013

Cristología 2

El Nombre de Jesús


El nombre de Jesús es el más precioso de todos los nombres. Como decía una canción antigua: “Nombre sobre todo nombre es el nombre de mi Cristo.” Y otra decía: “Jesús, sobre todos los nombres.”

En Filipenses 2:5-11 dice: “Haya,  pues,  en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual,  siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo,  tomando forma de siervo,  hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz. Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre.” 

No hay nombre que sea más poderoso que el de Jesús, es el nombre que está sobre todo nombre, ante ese nombre se dobla toda rodilla de los que están en el cielo, en la tierra y debajo de la tierra; o como dice la Versión de Junemann: “para que, en el nombre de Jesús, toda rodilla se doble de celestiales, y terrenales e infernales.

Toda esfera o reino, sea espiritual, terrenal o infernal está sujeto a ese nombre glorioso, que es el nombre de Jesús.

Desde el mismo inicio de la iglesia el nombre de Jesús ha sudo usado para traer salvación al mundo.

En Hechos 4:12 Pedro dijo: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.”

No hay ni existe en toda la creación un nombre aparte del de Jesús por medio del cual el hombre pueda recibir salvación.

En Mateo 1:21 dice: “Y dará a luz un hijo,  y llamarás su nombre JESÚS,  porque él salvará a su pueblo de sus pecados.”

El nombre Jesús proviene de los nombres hebreos Josué y Oseas que significan salvación.

Ese nombre glorioso nos habla acerca del propósito por el que Jesús vino al mundo, para salvarnos del pecado.

El mundo estaba condenado a la muerte espiritual debido al pecado de Adán en el huerto del Edén.

Dios le había dicho: “De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás.”

Pero el no obedeció la voz de Dios, y comió del fruto del árbol que Dios le había prohibido, muriendo espiritualmente y trayendo la maldición al mundo.

En Romanos 5:12 vemos como el efecto de esa muerte espiritual pasando de Adán a todos los hombres que vinieron después de él: “Por tanto, como el pecado entró en el mundo por un hombre, y por el pecado la muerte,  así la muerte pasó a todos los hombres, por cuanto todos pecaron.”

Ese fue el motivo por el que Jesús vino al mundo, vino para morir por nosotros y librarnos del pecado.

Como está escrito en Romanos 5:8: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.”

Es ese amor tan grande, el que hizo que Jesús viniese al mundo a morir por nosotros y obtuviese nuestra eterna redención.

En Romanos 3:21-24 está escrito: “Pero ahora,  aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios,  testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él.  Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.” 

Si, es por su gracia, que es su favor inmerecido e incondicional hacia nosotros, que hemos sido redimidos del pecado.

Es ese nombre glorioso el que nos ha traído la salvación y vida eterna.

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