El día de hoy hay muchos creyentes confundidos con la interrogante en su mente, ¿acaso soy un profeta?
Han estado profetizando en algunos servicios de la iglesia y eso es bueno, pero lo malo es que la gente se les acerca y empiezan a llamarlos profetas, y ellos mismos empiezan a creerse, pero te voy a decir la cruda verdad.
No, no, no, en realidad no lo eres, y te voy explicar por qué.Lo primero que debemos entender es que cuando hablamos de profecía debemos de entender que hay tres niveles de personas que profetizan en la Biblia.
1. El que profetiza con el don del Espíritu de profecía.
2. El que profetiza bajo el de función de profecía.
3. El que profetiza bajo la unción del ministerio de profeta.
Vamos a explicar cada uno de estos niveles definiendo los tres casos.
1, El don de profecía.
En 1 Corintios 12:7-11 dice: "Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere".
En esta lista encontramos los 9 dones del Espíritu Santo, entre los cuales está el don de profecía, notemos que no son de la persona sino que son del Espíritu. Nadie puede decir que tiene el don de profecía, porque viene cuando el espíritu inspira a un creyente en particular.
En 1 Corintios 14:1-5 Pablo nos explica la naturaleza de este don: "Seguid el amor; y procurad los dones espirituales, pero sobre todo que profeticéis. Porque el que habla en lenguas no habla a los hombres, sino a Dios; pues nadie le entiende, aunque por el Espíritu habla misterios. Pero el que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación. El que habla en lengua extraña, a sí mismo se edifica; pero el que profetiza, edifica a la iglesia. Así que, quisiera que todos vosotros hablaseis en lenguas, pero más que profetizaseis; porque mayor es el que profetiza que el que habla en lenguas, a no ser que las interprete para que la iglesia reciba edificación".
Lo primero que debemos ver es que si Pablo quería y animaba a los creyentes a que profeticen es porque todos los creyentes estan capacitados para profetizar.
Lo segundo es que el que profetiza habla por el Espíritu de Dios para edificar a la iglesia.
Lo tercero es que el mensaje que da es para edificar, exhortar y consolar.
En la práctica es un mensaje que se da en una iglesia local inspirado por el Espíritu Santo en lengua conocida por los oyentes y la persona que lo da que trae estas cosas a la iglesia.
Es el nivel más bajo de la profecía, y cualquier creyente puede fluir en este don cuando el Espíritu quiere hacerlo.
2. El don de función de profecía
En Romanos 12:4-6 dice: "Porque de la manera que en un cuerpo tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones, según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la medida de la fe".
Los dones de función a diferencia de los dones del ministerio, que son oficios dones que Dios coloca para el cuerpo de Cristo, son capacitación que Dios da a los creyentes para cumplir su función en la iglesia local a la que asisten, es el ministerio de ayudas necesario para el funcionamiento de la iglesia local.
El don de función profecía es un don vocal donde la persona que lo tiene es un predicador local de la iglesia donde asiste; no es un don de ministerio, solo la persona asignada por la iglesia para traer un mensaje de edificación, exhortación y consolación.
Tampoco es un profeta, solo una persona que da el mensaje con la unción de predicar.
3. El ministerio de profeta
Este si es un ministerio a la iglesia y podemos verlo 1 Corintios 14:28: "Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros, luego los que hacen milagros, después los que sanan, los que ayudan, los que administran, los que tienen don de lenguas". También en Efesios 4:11-12 añade: "Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo".
Vemos que el profeta es un don del ministerio, no es un creyente común y cualquiera, ni tampoco uno con el don de función de profecía, sino una persona llamada y puesta por Dios para cumplir un oficio dentro del cuerpo de Cristo.
Un profeta a diferencia de los dos anteriores, es ante todo un ministro del evangelio, separado y llamado al ministerio con el llamado de Dios sobre su vida. El profeta es un don ministerial. Un profeta es ante todo un predicador o un maestro de la Palabra.
Además, para ocupar el cargo de profeta, uno debe tener una manifestación más consistente de al menos dos de los dones de revelación (palabra de sabiduría, palabra de conocimiento o discernimiento de espíritus) más el don profecía.
Los tres dones de revelación son:
Palabra de sabiduría: Revelación sobrenatural del Espíritu de Dios con respecto al propósito divino en la mente y la voluntad de Dios. Siempre habla del futuro.
Palabra de conocimiento: Revelación sobrenatural por el Espíritu de Dios de hechos en la mente de Dios con respecto a personas, lugares o cosas. Siempre presente o pasado.
Discernimiento de espíritus: percepción sobrenatural del reino de los espíritus. Ver y escuchar en el reino espiritual.
Es decir, no solo es el dar una profecía de vez en cuando, deben operar continuamente los dones de revelación en su ministerio.
Ejemplo Bíblico de la diferencia entre el una persona con el don de profecía
En Hechos 21:8-11 podemos ver esta diferencia: "Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete, posamos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo, quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles".
Aquí vemos a las 4 hijas de Felipe profetizando, es decir dando palabra de edificación, exhortación a los oyentes, pero a ninguna de ella se le llama profeta. Pero vemos por otro lado a Agabo, que es llamado profeta, y que le trajo una palabra de sabiduría a Pablo, la cual se cumplió en los capítulos siguientes de Hechos.
El hecho de que estas jóvenes profetizaran no las convirtió en profetas y tampoco lo harán contigo.
Conclusión
Si estas siendo usado por Dios con el don de profecía te animo a que lo sigas haciendo, pero recuerda que eso no te hace un profeta.
No creas a lo que te digan profeta solo porque te escuchen dar una profecía, solo son unos bebés en Cristo, recuerda que primero debes ser un ministro del evangelio, y además fluir en los dones de revelación.
Escrito por Ricardo Botto
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